Lo importante, no es el camino que quieras tomar, sino saber encontrar aquel que te lleve hasta el lugar donde quieras llegar »
CLAUDIA ROSAS
PRESIDENTE DEL ARI SAN JUAN
Borges, en el cuento “La Lotería en Babilonia” relata la historia de una civilización sometida a un inédito sorteo que permitía determinar qué funciones debían cumplir los individuos en la sociedad, el azar organiza sus vidas; dispone quién deberá asumir el rol de esclavo o de asesino confeso, en cuyo caso particular su destino final sería su condena a muerte.
En referencia a esta babilonia borgeana cabe la pregunta, ¿qué tipo de sociedad elegimos los argentinos?
A primera vista, queda claro que la sociedad borgeana fundamentada en el azar, no se la puede considerar como justa o buena, ni siquiera se la puede pensar como posible, ya que el hombre aspira a una justicia que le asegure el orden, institucionalización y seguridad a través del cumplimiento del principio de igualdad. Los argentinos nos planteamos no seguir siendo cómplices de una justicia ciega ni de la corrupción desde el poder, ansiamos que los principios de la Constitución se cumplan, planteamos la necesidad de tener un país ordenado sobre la base de la igualdad, pero paradójicamente legitimamos con el voto los viejos esquemas políticos que sólo nos aseguran más de eso. No es lo paradójico de una sociedad en crisis?
Lo cierto es, que nuestro presidente sentado en el «sillón de Rivadavia», empieza a jugar con todos nosotros a la lotería, sortea nuestras vidas, asignándonos, como en el cuento de Borges, los roles que cumplimos. Y esto ya no es ficción, es nuestra realidad.
Muchos periodistas en su afán de condescendencia con el oficialismo se empeñan en hacerme reconocer los niveles de popularidad tanto del gobierno nacional como del provincial ¿La mayoría se equivoca? Por supuesto, y en ese marco surgieron grandes predadores de la humanidad, los gobiernos totalitarios no obstante su manifiesta criminalidad, se basa en el apoyo de las masas. Si bien esto puede ser atribuido a la magia de la propaganda o al lavado de cerebro, está comprobado que el apoyo popular nada tiene que ver con la ignorancia ni la manipulación del pensamiento sino con el morbo de la gente por la delincuencia (Hanna Arend. Totalitarismo). Y sino, recordemos en la década maldita, Menem se jactaba de todo lo que hizo en el país como si hubiera sido lo mejor que nos hubiera pasado, convirtiendo sus delitos en la mejor propaganda peronista. Así podemos ver que el marketing del dolo del poder y el desprecio de las normas morales suele convertirse en el peor de los enemigos de la construcción de ciudadanía. Por eso escuchamos permanentemente en todos los ámbitos de nuestro país: “roban pero hacen”.
Entonces, podemos asegurar que la crisis del 2001, no sólo era una crisis de representación sino que indudablemente era una crisis social, que su detonante era la faceta política. Ahora, de esta crisis nadie habla, se rediscute el papel de la dirigencia política pero no se plantea que la responsabilidad de la construcción de una nueva dirigencia es exclusivamente social, y hablo de la dirigencia en general, sindical, empresarial, social, etc.
¿Empezamos a darnos cuenta? “Construir ciudadanía”, porque ese es el objetivo es esta fase que podemos denominar de recuperación de una democracia integral como la que aspiramos: construir ciudadanos libres, construir personas que nos aproximemos a la meta inalcanzable de una mayor libertad de discernimiento como clave, la democracia no como sistema de reglas sino como calidad de vida; porque la finalidad última de la democracia está en las personas. Debemos entender la democracia como sistema político donde el pueblo decide y el voto es la fase previa a la toma de decisiones, no la última.
En la Argentina en estos 23 años de democracia no hemos participado a la construcción de un ciudadano conciente en su participación como protagonista de su historia sino que hemos asistido indiferentes a la instauración de esta relación amo y esclavo, sin entender que la soberanía del pensamiento permite la propulsión de un ciudadano capaz de sostener una nación. Y el PJ a través de Menem y Kirchner han hecho uso y abuso de esta transferencia de la legitimidad que le hace la sociedad. Esta es la Babilonia borgeana. Esta es la irracionalidad gobernando el país. Esta es la construcción de un poder hegemónico que no tiene pertenencia partidaria ni colores políticos, es simplemente la apropiación de la voluntad y la libertad de la mayoría.
La salida de esta trampa es inminente, pero exclusivamente depende de hasta donde dejamos que esta situación crezca, esperamos hasta que no se pueda más? Caer en lo más profundo del pozo para recién empezar a subir aún cuando sea más difícil?
La reforma de la Constitución que se propicia a lo largo del país, la falta de independencia del poder judicial con la Reforma del Consejo de la Magistratura, el desmantelamiento del Poder Legislativo con el otorgamiento de los superpoderes al Ejecutivo y la ley de DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia), la entrega de los recursos naturales, el vaciamiento económico, la corporativización de los medios de comunicación, el adoctrinamiento desde el sistema educativo, la política de aniquilamiento del pensamiento propio y el disenso, la dependencia económica de la población al sistema estatal a través de la modalidad planes sociales, la exclusión del sistema productivo de los productores locales, no hacen más que desnudar como se va excluyendo a los sectores, en esta construcción de masa. Una masa cautiva, comprada en el miedo, sojuzgada en su dignidad, liberada de su responsabilidad pero al precio de su libertad. “La relación del poder hegemónico en la Argentina está acá (Elisa Carrió ARI NACIONAL)”.
El descreimiento en los partidos políticos sólo desnuda del descreimiento del sistema democrático, es replantearse los paradigmas sobre los que se construyó nuestra nación. La esperanza, la fe, la legitimidad de los partidos políticos deben surgir en el marco de acuerdo entre los distintos sectores de la sociedad responsables de la construcción de esta nueva dirigencia.
“Nosotros desde el ARI nos preparamos para gobernar el país, no para ser oposición, aunque ésta sea una función transitoria que hemos de cumplir.[…] el ARI tiene la capacidad de construir centralidad política, es decir que somos capaces de asociar a la mayoría de la población en un proyecto ético, político-económico, social y cultural que garantice desarrollo sustentable con justicia social y dignidad de la persona, superando las representaciones fragmentarias […]Para ello aportamos en la construcción de un nuevo Paradigma fundante, no para nuestro propio beneficio sino como un aporte a la sociedad toda, beneficiando a todos los sectores sociales y partidos que acompañarán la instalación del nuevo paradigma y en ese proceso se redefinirán los liderazgos y las responsabilidades. (Carlos Lopez Iglesias ARI NACIONAL)”.
En este marco y bajo estas conceptualizaciones, participamos activamente en la Mesa de Concertación que se ha conformado en San Juan. Hemos tenido la prudencia de enmarcar la trascendencia de la necesidad de esta Mesa como fundamental en una alianza de conductas, el poder convocar a todos los sectores de la sociedad, políticos, gremiales, productores, etc. para poder establecer puntos dentro de la agenda del próximo gobierno que sean en defensa de la democracia, de la República, de la participación ciudadana, y de la soberanía territorial, soberanía de aguas, soberanía energética pero fundamentalmente de la soberanía de pensamiento. Y digo esto porque esta necesidad de acuerdos entre los distintos sectores debe trascender la necesidad coyuntural de una alianza electoral, porque puede ser que yo no pueda acordar ideológicamente con otros partidos políticos, pero puedo acordar que los objetivos pueden ser los mismos aunque las metodologías sean distintas. San Juan es nuestro objetivo, la Argentina es nuestro objetivo, en el mejor sentido, San Juan para los sanjuaninos, Argentina para los argentinos. Los acuerdos con las fuerzas sociales y los grupos políticos se pueden concretar conforme a la conducta y los principios de los actores involucrados y puede traducirse sin la necesidad de una alianza electoral.
A esto le tiene miedo el gobierno? Por supuesto. Por eso responde con la agresión, sembrando el miedo, por eso la descalificación permanente desde los medios de comunicación cómplices. A Carrió permanentemente la atacaban de “no tener partido”, cuando se aleja de la conducción de un partido que “no existe”, aluden a escisión, sin darle realmente el valor no solo democrático sino moral que tiene su construcción y su liderazgo. La ética de lo justo.
Y en nuestra provincia sucede lo mismo: el ARI para los medios no existe, no importa que hayamos llevado al debate político desde el mismo momento en que nacimos el Proyecto Minero Nacional, que nos hayamos constituido en defensa de los poderes ciudadanos, a priori de nuestros intereses partidarios (porque entendemos que primero somos ciudadanos y después partidarios), que hayamos integrado esta barrera de defensa de la institucionalidad en San Juan en el Foro Social o en esta Mesa de Concertación de acuerdos de conductas, o que seamos el espacio de resistencia e intransigencia del que tanto habla y ejerce Carrió a lo largo del país. Lo cierto es que en estas últimas semanas he sentido la intención de amenazas veladas personales y partidarias de estos sectores adictos del poder, un ataque muy “camuflado” con visos de inocencia, donde puede parecer un brote paranoico, pero una suma de hechos que no es casual. Pueden ignorarnos, llamarnos movimiento (somos partido), pueden “ningunearnos” diciendo que somos nada, pueden seguir mandándonos locos inimputables, pueden seguir castigándonos con la falta de aportes públicos (después de un año suspendidos por el Juez Electoral Galvez), pueden seguir chicaneándonos dentro del aparato judicial en causas como el reclamo por la manifestación de bienes de los funcionarios públicos, pueden seguir llamándonos por teléfono oficiando de “mensajeros”, lo que no pueden hacer es convertirnos en cómplices, que por más ofertas “desinteresadas” de arreglarnos los problemas “judiciales” con los aportes, o los ofrecimientos de “protección”, vamos a seguir siendo el inicio de una nueva dirigencia, el único refugio de los que resisten a la negociación de principios y valores, la revalorización de cada uno cumple un rol y que debe hacerlo con responsabilidad, de la consecución de nuestro propio destino en una sociedad realmente justa. La recuperación de nuestra República Perdida.