RIACHUELO
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en agosto 18, 2006
QUE ASCO!
Riachuelo: ¿estamos cerca de la solución?
La situación ambiental de la Cuenca Matanza-Riachuelo es muy grave. Alcanza niveles críticos en los cursos medio y bajo del río y tiene consecuencias directas sobre la salud y la calidad de vida de los habitantes de la zona. Años de imprudencia, abandono y desidia podrían llegar a su fin a partir de la intervención de la Corte Suprema y una aparente voluntad política del oficialismo y la oposición para comenzar a resolver esta problemática
Durante muchos años, el aroma que desprende el Riachuelo a la altura de La Boca fue considerado parte de la atracción turística o un motivo para cargar a los xeneises. Sin embargo, este olor nauseabundo es sólo una muestra del alarmante grado de contaminación que posee la Cuenca Matanza Riachuelo. En los días de poco caudal es cuando más se siente el olor a podrido que emana del río, y llegando a su desembocadura, justo donde el Riachuelo junta sus aguas con el Río de la Plata, el agua es completamente negra, cubierta de manchones aceitosos, sin privarse de burbujas ni remolinos producidos por descomposición y fermentación. Un lamentable reflejo de la poca transparencia con la que se han manejado muchos de los funcionarios que debían ocuparse de solucionar este tema.
Pero esto no es algo nuevo, ya que a mediados del siglo XIX el estado del Riachuelo ya era deplorable. Muchos gobiernos pasaron -dictaduras y democracias- y no se hizo absolutamente nada serio y a largo plazo que buscara solucionar esta situación. Las excusas fueron muchas y de las más variadas, pero siempre hubo un denominador común: falta de voluntad política.
Nadie puede olvidar que Carlos Menem y María Julia Alsogaray habían prometido en 1993 que iban a sanear el Riachuelo en mil días. Incluso el ex presidente auguró para 1995: “Vamos a ir allí a pasear en barco, a tomar mate, a bañarnos y a pescar”. Pero pasaron esos mil días y otros miles de días más y sigue siendo el mayor punto de contaminación del país.
La Cuenca Matanza Riachuelo es un territorio con una longitud de 70 kilómetros y un ancho de 35 kilómetros. Comprende las zonas sur de la Ciudad de Buenos Aires, ocho partidos del Gran Buenos Aires (Almirante Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, Ezeiza, Merlo, La Matanza, Lanús y Lomas de Zamora) y cinco partidos del resto de la Provincia (General Las Heras, Marcos Paz, Presidente Perón, San Vicente y Cañuelas).
El 15 por ciento de la población argentina habita en la periferia de esta cuenca. Son casi 5 millones de personas que, por la contaminación del agua, viven en riesgo sanitario y, lamentablemente, se prevé que en diez años serán 500.000 más. Sólo el 45 por ciento tiene cloacas y el 65 por ciento agua potable.
Desde el punto de vista hidrológico, casi todos los especialistas coinciden en que el Riachuelo se comporta como todos los ríos de la llanura pampeana, lo que explica su dificultad natural para absorber y depurar la carga contaminante: es lento, de caudal sumamente irregular, tiene una escasísima pendiente hasta su desembocadura y está influenciado por las mareas del Río de la Plata que alteran decididamente su capacidad de evacuación.
Sin embargo, los mayores problemas son otros. La cuenca baja y media del Riachuelo se caracteriza por una fuerte concentración de industrias y viviendas asentadas sin planificación o con una planificación y ordenamiento deficiente, así como la proliferación de villas de emergencia. Hay en la cuenca cerca de 100 basurales, un polo petroquímico con casi 50 empresas, y un importante número de embarcaciones abandonadas o hundidas.
Cada día se vuelcan al río 368 mil metros cúbicos de aguas servidas, y más de 88 mil metros cúbicos de residuos industriales. El Riachuelo tiene concentraciones de mercurio, zinc, plomo y cromo 50 veces superiores a los niveles máximos permitidos. Es decir, si uno recoge un litro de lo que queda en una botella sólo encontrará 0,5 miligramos de oxígeno, siendo que para que se desarrolle alguna forma de vida son necesarios 5 miligramos de oxígeno por litro.
La ausencia de saneamiento apropiado conduce a enfermedades diarreicas, que sumadas a la desnutrición, al hacinamiento, al estrés mental severo y a la exposición al frío, predisponen a una gripe potencialmente mortal. Según las estadísticas que la Asociación Vecinos La Boca publica en su página web, la exposición de la población a los agentes físicos y químicos diversos del Riachuelo induce el doble de fallecimientos de niños en los partidos de la Cuenca en la Provincia de Buenos Aires y en los barrios de La Boca, Barracas y Villa Lugano de Capital Federal respecto del promedio de toda la Ciudad de Buenos Aires.
Sin ir más lejos, en abril de este año la defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini; el defensor adjunto, Atilio Alimena, y el encargado en materia ambiental, Alberto Michi, presentaron la resolución mediante la cual se alerta al Gobierno de la Ciudad sobre la grave situación sanitaria que vive la Ciudad a raíz del colapso de la red cloacal, pluvial y de suministro de agua corriente, especialmente en barrios de la zona sur.
Alimena afirmó que “este problema es un riesgo para la salud de miles de vecinos, especialmente niños, quienes podrían contraer distintos tipos de enfermedades como cólera, tifus, gastroenteritis, hepatitis y poliomielitis, entre otras”.
La lucha de las ONG’s
Si la situación del Riachuelo no logró pasar totalmente desapercibida fue gracias al trabajo constante y sostenido de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) de la zona. Nunca bajaron los brazos en su tarea de difundir la problemática, crear conciencia en la población e influir, aunque sea de forma mínima, en las acciones de los funcionarios. Dos ejemplos de esta lucha son la Asociación de Vecinos de La Boca y la Fundación por La Boca, que vienen trabajando en el área con prisa y sin calma para hallar una solución a este tema.
Tanta fue la insistencia que en diciembre de 2003, por primera vez la Defensoría del Pueblo de la Nación -en forma conjunta con Poder Ciudadano, Fundación Ciudad, Fundación Ambiente y Recursos Naturales, el Centro de Estudios Legales y Sociales, la Asociación Vecinos La Boca, la Universidad Tecnológica Nacional y el ex Defensor Adjunto de la Ciudad de Buenos Aires, Antonio Brailovsky- realizó un estudio integral sobre las distintas problemáticas que aquejaban a los habitantes de la cuenca y las reales causas generadoras de la contaminación existente.
En el informe también se demostró la colisión y multiplicidad de las normas, las jurisdicciones y competencias concurrentes en las tareas de remediación y saneamiento integral de la cuenca que se ha proyectado, qué se prometió qué se hizo y qué no se hizo y, en especial, el préstamo de 250 millones de dólares acordado por el BID en el año 1998 (con vencimiento en febrero del 2008) para llevar a cabo el Programa de Gestión Ambiental y Manejo de la Cuenca y los distintos recursos públicos afectados a nivel nacional, provincial y de la Ciudad de Buenos Aires.
De ese préstamo -que iba a financiar 12 proyectos, de los cuáles sólo se realizaron cuatro- deben quedar alrededor de 120 millones de pesos, dado que gran parte del mismo se utilizó para planes sociales durante la crisis de 2001.
El último eslabón de la cadena de alarmas institucionales que reactivaron el tema fue el informe elaborado por la Auditoría General de la Nación, realizado en el 2003 pero dado a conocer recién este año. “El Riachuelo es una zona liberada, caldo de cultivo para numerosas enfermedades”, afirmó la Auditoría en una investigación de más de mil hojas por el cual hace referencia a la existencia de numerosas conexiones y vertidos clandestinos. Asimismo, hace un listado de 65 empresas radicadas en la zona, aunque el informe señala que éstas “no deben ser sospechadas de la mayor carga de contaminación”. Ocurre que ese listado tiene más de diez años y, entre otras cosas, puede no reflejar la situación actual de las mismas. Por otro lado, la Auditoría insiste con la importancia de realizar estudios epidemiológicos en la cuenca, dado el altísimo riesgo sanitario actual y resalta la ausencia de un plan de gestión ambiental y el concepto de planificación global.
Efecto Papeleras
Deja una respuesta