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REPORTAJE A PETE TOWNSHEND, LIDER DE THE WHO

Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en septiembre 23, 2006

«Quiero conocer a ese tal Charly García»


«Clarín» vio un show de la mítica banda en el Madison Square Garden y dialogó con el guitarrista. Townshend habló del paso del tiempo, de Bob Dylan y hasta de Charly. Vienen en marzo de 2007.

MARTES, 10.30 PM. Los viejos amigos, Roger Daltrey y Pete Townshend, saludan al final del show del Madison.

Un hombre y una visión. Pete Townshend, el guitarrista, compositor y líder de The Who, nunca aspiró a otra cosa que a pavimentar terrenos y echar claridad allí donde persistieran las sombras. Desde el temprano uso de efectos pirotécnicos en la guitarra que definieron la potencia de su banda y su conciencia del poder de la moda y la tribu, se erigió junto a The Who en líder del movimiento Mod. Desde el accidental momento en que su guitarra se quebró ante el techo cercano de un pub, dispuso del sacrificio habitual y ritual del instrumento en un síndrome tipo Ave Fénix, que en cada nueva noche renacía de las cenizas de su anterior destrucción. Desde su plus de estudiante de arte, sintió que el formato rockero le quedaba chico y diseñó, sino la primera (que podría ser S.F. Sorrow de The Pretty Things), la más famosa ópera rock de la historia: Tommy.

Los últimos años no fueron fáciles para él: perdió un amigo (el bajista John Entwsitle) y se vio envuelto en un caso donde se lo acusaba de ingresar a páginas de abusos de menores en internet. Los cargos le fueron levantados a los cuatro meses y, aunque ahora prefiera no hablar de ello, alegó que estaba chequeando material para su primera novela (The Boy Who Heard Music), donde el protagonista ha sido abusado de niño. Igual que el propio Townshend y que ese personaje sordo, ciego y mudo que lo elevara a la categoría de leyenda: Tommy.

Ahora, The Who está empezando su undécima gira desde que se despidiera por primera vez, allá por 1982. La novedad es que, por primera vez desde entonces, está trabajando junto al cantante Roger Daltrey en un disco en estudio de la banda que redefinió los 60 británicos junto a Beatles y Stones. «El disco se llama Endless Wire (Cable sin fin), como una de las canciones y saldrá el 30 de octubre. En enero de este año decidí intentar escribir una mini-ópera. Justamente 40 años después de la primera mini-ópera que escribí: A Quick One While He s Away, así que fue como transportarme al pasado, aun que ésta es sobre un grupo de jóvenes que usan internet para hacer música y dar shows. O sea, la clase de historia que siempre inspiró mi composición: siempre creí que la música puede hacer olvidar los problemas.

Los últimos discos de tus compañeros de generación (Paul McCartney, los Stones, Bob Dylan) fueron recibidos con mucho entusiasmo por el público y la crítica. ¿Esto te presiona?

No, más bien me llena de coraje. Siento que todos estamos encontrando una nueva forma de que nuestra música vuelva a tener peso. En mi caso, se trata de una cuestión de paciencia: aprender a encontrar el momento justo y las notas justas. En cambio, Paul, Bob y los Stones nunca pararon, como sí lo hicimos nosotros.

Pero nunca dejaste de componer para tus discos solistas. ¿Se encara diferente un proyecto solista que un disco de The Who?

No. Yo uso los mismos métodos para componer. Lo que cambia son los músicos. En el caso de este disco sólo tengo que hacer espacio para una sola persona, que es mi colega Roger Daltrey. Es el mejor intérprete de mis canciones. ¡Y sobre todo un terrible editor! Así que si queremos hacer un buen disco hay que tenerle preparadas un montón de buenas canciones.

¿Cuánto cambió tu vida con las muertes de tus compañeros de banda John Entwistle (2002) y Keith Moon (1978)?

Eramos una pandilla, como tantas bandas de rock. Y cada vez que perdemos un integrante, toda la estructura se resiente. Pero aprendimos grandes lecciones y nos pusimos fuertes. Cuando John murió, el desafío musical fue mayor: se puede decir que Keith Moon era un gran baterista, un excéntrico lunático, entonces convivir con él era divertido y duro a la vez. Pero John era un músico sorprendente, no es fácil que un bajista sea tan importante. Gracias a nuestro trabajo en conjunto convertimos el sonido de The Who en algo único y famoso.En una entrevista reciente dijiste que «Dylan haciendo rock es flojo, no puede tocarlo». ¿Siempre pensaste así de él?

Bob Dylan no es un músico de rock: toca con músicos de rock. De hecho, amo su versión del rock and roll y a los músicos que lo ayudaron a cambiar del folk al rock. Y también adoro cuando toca folk y country & western. Es único.

¿Cuál pensás que es la mejor canción de The Who?

Cambia a cada rato. Actualmente es Tea & Theatre, del nuevo disco. Es honesta y apropiada para gente de 60 como Roger y yo. De las viejas, adoro todas, pero me encanta tocar especialmente The Seeker.En «My Generation» cantaste que «esperabas morir antes de llegar a viejo». Con todo respeto… ¿puedo preguntar cómo te sentís vivo y viejo?

Todavía quiero morir antes de llegar a viejo. Cuando hablaba de viejo, hablaba desde los 19 años, mi edad cuando la compuse y tenía otra forma de pensar, de ver las cosas y de controlarlas. Pero los viejos suelen ser los maestros y los míos murieron y la única cosa que puedo enseñar es a tocar la guitarra. Me preocupa más llevarle a los jóvenes esperanza y claridad, liberación y libertad.

Sabías que Charly García, una de las estrellas del rock argentino puso una frase tuya en uno de sus discos solistas? Es aquella que dice: «Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para dirimirlo, entonces es

rock and roll».

Es un maravilloso tributo. Me encantaría conocer a ese tal Charly García. Sigo sintiendo vigentes esas palabras, aunque pueda poner mis sentimientos en otro orden de prioridades.

¿Vienen a la Argentina?

Estamos yendo. Fuimos amigos y enemigos de los argentinos por cientos de años y eso nos hace una familia. Nuestro manager, Bill Curbishley está casado con una argentina y eso hace a The Who contraer compromisos con tu país. Pero lo más importante es que Argentina es un país donde la música es parte de la forma que tiene el pueblo para expresar su alma. El rock, de la manera en que lo toca The Who, expresa ese sentimiento desde el corazón. Nunca visité Argentina y, lo advierto, tocaré de la mejor forma que me sea posible.

 

The Who en la Argentina

Aunque nunca tan influyentes como Beatles & Stones, The Who recién dejó su marca en el rock local a partir del fenómeno Tommy. Los primeros ecos podrían encontrarse en la fallida ópera de Almendra, que devino en el no menos histórico Almendra II (1971), que también incluye una Obertura. No menos importante fue para Vox Dei, tanto en su sonido constitutivo (chequear Caliente), como en la conformación de La Biblia (1971): no olvidemos que Tommy termina siendo una especie de Mesías.

Por esos años y viviendo en Londres, el bajista Vitico asegura haber jugado una partida de billar con la banda.

Charly García citaría a Townshend en dos oportunidades. Primero, con el verso del «recuerdas al tipo que rompía guitarras/ cuando nadie tenía un miserable amplificador/ Hay miles ahora» (Mientras miro las nuevas olas, Serú Girán). Después, citando una frase (ver nota) en el sobre interno de Yendo de la cama al living (1982). En un plano más cercano, Divididos no sólo los adoptó en el clásico Aladelta (1991), sino que en su etapa con Federico Gil Solá como baterista supo hacer del Summertime Blues (Eddie Cochran, en versión The Who) un tema estelar de sus conciertos. En los últimos años, la estela que más pegó fue la etapa mod y asi lo dejaron en claro bandas como Turf, Menos que cero y Los Grillos.

Ecos porteños


Tommy, álbum lanzado en 1969, está considerado la primera ópera rock. Cuenta la historia de Tommy Walker, un chico que queda ciego, sordo y mudo después de ver cómo su padre asesina a su madre al volver de la guerra y sorprenderla con otro hombre. Los inventores del rock argentino quedaron estremecidos por la idea, inédita hasta entonces, de desarrollar un concepto argumental en un long play. Almendra hizo punta y Spinetta escribió de un tirón una ópera rock en la que iban a  actuar muchos de los pioneros, de Nebbia a Miguel Abuelo. La ópera nunca se terminó: Almendra se separó. Pero el bicho de lo conceptual prendió definitivamente en el rock nacional: pronto Vox Dei iluminaría La Biblia (1971) y Arco Iris Sudamérica o el regreso de la Aurora (1972).

La obra

THE WHO SELL OUT (1967)

UNO DE LOS DISCOS DEFINITIVOS DEL POP-ART. ES

UNA OBRA CONCEPTUAL TRUNCA, DONDE SE REFLEXIONA

SOBRE RADIOS PIRATAS Y EL PODER DE LOS

JINGLES EN UN ROCK QUE TODAVIA LE HUIA A LOS

SPONSORS. INCLUYE CLASICOS
COMO «I CAN SEE

FOR MILES» Y «ARMENIA CITY IN THE SKY».


El suceso
EL VIVO

LIVE AT LEEDS (1970)

EN EL PODIO DE LOS «MEJORES DISCOS EN VIVO DE

LA HISTORIA«. LOS DEVOLVIO AL LUGAR QUE EL

FUROR DE «TOMMY» ESTABA DESVIANDO: EL ESCENARIO.

UNA VERSION KILOMETRICA DE «MY

GENERATION» Y COVERS («SHAKING ALL OVER»,

«YOUNG MAN BLUES») SON PARTE DEL BANQUETE.


El vivo

TOMMY (1969)

TOWNSHEND ASPIRA A SER EL MOZART DE SU

GENERACION CONTANDO
LA HISTORIA DE UN

MUCHACHO CIEGO, SORDO Y MUDO CON CARACTERISTICAS

MESIANICAS. EL PROYECTO ADQUIERE

FORMA DE DISCO DOBLE Y SU EXITO EN LOS

ESTADOS UNIDOS LOS CONSAGRA PARA SIEMPRE.

 

En vivo en el Madison: los viejos están bien

Un brazo derecho que gira 360 grados para disparar un acorde mortal. Otro que usa el cable del micrófono como un lazo, para revolearlo en repetición. Los gestos escénicos que hicieron famosos a Pete Townshend y Roger Daltrey llegan a tiempo, pero no en forma. Y es lo de menos. La idea de ver a The Who vivitos y coleando después de la muerte de su base rítmica (el bajista John Entwistle y el baterista Keith Moon) y de decir oficialmente adiós en 1982 podría ser un pésimo chiste. Pero como ya lo comprobáramos con los Stones en su último par de shows en marzo, el rock parece guardarle un mejor lugar a los sexagenarios que a los cuarentones. Hay más dignidad en ese post-bis de tema nuevo y acústico (Tea & Theatre), con Roger Daltrey tomando literalmente un té en taza, que la que suele haber en los vitalidad pendevieja de las bandas que vuelven al ruedo en la mediana edad. Ergo, The Who no compite ahora con (por ejemplo) The White Stripes, de la misma manera que sí lo hacían en 1982, cuando se dejaban telonear por los entonces jóvenes y vitales The Clash.

En esta noche del Madison Square Garden repleto, Pete Townshend y Roger Daltrey pueden mirar hacia adelante y ver que le llevan, aún a su público, veinte años de edad. Pueden mirar a sus espaldas y notar que falta la mitad de la banda, aunque los reemplacen Pino Paladino (bajo) y el siempre eficiente Zak Starkey (claro, el hijo de Ringo Starr), en batería. O que incluso Townshend sume a su hermano menor Simon como guitarrista. Pero lo que siempre estará de su lado será un repertorio que figura entre el más inspirado y puntual de la historia del rock. Cuando de repente y sin saludar toman el escenario y se despachan sucesivamente con I Can’t Explain, Anyway, Anyhow, Anywhere y The Seeker, la evidencia toma cuerpo. Las cinco pantallas gigantes, rectangulares ellas, fijan imágenes de la época en que fueron compuestas (Londres, 1965-1970) en un composé más didáctico que nostálgico y hasta un frasquito de anfetaminas aparece como invitado especial. Luego llegará la hora de los temas nuevos (drásticos, no tan inspirados, adultos), luego los clásicos de su etapa setentista (Who Are You, Behind Blue Eyes, una emocionante Baba O ‘Riley) y ya en la recta final, el himno My Generation.

Zak Starkey, a quien en marzo vimos tocar el mismo tema como bis junto a Oasis, se esmera en su tarea pero lo mejor es lo que sucede en la pantalla. En un gesto de generosidad generacional, los Who admiten que «su generación» incluye a «todas las generaciones». Y así desfilan no sólo los mods inspiradores del tema, sino rockers, punks, ravers, glams y todas las tribus que quieran habitar la gran patria del rock. Antes del descanso, Won ‘t Get Fooled Again deja escuchar el grito más característico de Daltrey. Y para los bises, el momento Tommy cae impecable con Pinball Wizard y See Me Feel Me. «New York, We Love You So Much», se despedirá Daltrey, dejando la certeza que, en marzo, cambiará de locación en el saludo.

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