ENTREVISTA CON CAROLINA RUY
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en septiembre 30, 2006
Pensar en grande
Su obra inicial, «Deshilar el tiempo», una historia de amor de un sastre, viajó a Praga y volvió con un premio.
CAMINO Considera que el género de títeres para adultos esta en pleno desarrollo.
Hice escenografía y dirección de arte en cine. Hasta que descubrí la magia del títere». Cuando dice la palabra magia, a Carolina Ruy se le transforma la cara y las manos dibujan lentamente un círculo en el aire.
Ruy egresó de la escuela de titiriteros del Teatro San Martín y presentó como tesis de fin de curso la obra Deshilar el tiempo. Sin una línea escrita, comenzó a pensar la obra a partir de la construcción del títere. «Cuando quedó listo supe que debía llamarse Américo y que era sastre. Luego, trabajé con imágenes de mi infancia, con espejos, con bocetos de una historia», cuenta.
Y así fue como nació una pieza exquisita, gestual, que evoca la historia de un sastre y un amor perdido para siempre. Una obra de 40 minutos que combina técnicas de cine con títeres de sombra y varilla, puppi siciliano con ruedas y marionetas.
La obra es comprensible para personas de cualquier edad. ¿Por qué se presenta como «títeres para adultos»?
La diferencia entre el títere para chicos y adultos es un tema que no tengo muy resuelto. De todas formas, quise diferenciarme de las propuestas infantiles, que en muchos casos proponen diálogos con el público y otros códigos de las animaciones de fiestas. La palabra títere remite inmediatamente a los chicos; yo quiero que los adultos también se animen a venir y poder conmover a cada vez más gente. Mi sobrino de tres años vio el show y concluyó: «Al final, el señor se queda solo, ¿no?». Entendió todo.
¿Por qué, pese a las buenas obras y formación de los titiriteros, sigue siendo un género marginal, al borde del teatro de actores?
Porque es un arte todavía muy joven en la Argentina. La escuela del Teatro San Martín tiene sólo 20 años y ya formó a varias generaciones que están produciendo obras de calidad. Además, en este país, el teatro de actor es muy potente y reconocido en el mundo. También es necesario, desde lo institucional, crear festivales como los que existen de cine independiente, danza y teatro. Tenemos que recorrer un largo camino, pero creo que vamos bien.
¿Cómo podrías explicar eso que llamás «la magia del títere»?
No es tan fácil ponerlo en palabras. Desde la construcción del títere o desde la interpretación, pasan cosas muy mágicas. Uno se relaciona con el público a través de un objeto y hay instantes maravillosos, de mucha emoción. Eso hace que el títere, a su vez, establezca con el público una relación muy diferente que el teatro de actor.
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