ENTREVISTA EN ESPAÑA CON EL GRAN MUSICO URUGUAYO
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en octubre 10, 2006
Jorge Drexler: «Es un disco catártico»
Escribió las canciones de su nuevo CD en el medio del proceso de su divorcio. Las letras son fuertes y refieren a engaños, mentiras y relaciones furtivas. Habla del dolor que sintió durante la composición de las canciones. «Es lo más amargo que hice», comenta. Charla a fondo con el uruguayo ganador del Oscar.
LUZ. Hace diez años que Drexler vive en Madrid. Igual, comenta que la ciudad que más ama es su Montevideo
Dice Jorge Drexler a las once de una mañana soleada del barrio Chueca, Madrid: «Es el más amargo de todos mis discos». Insiste: «Es lo más personal que he escrito. Es puro desasosiego». Al final, ya buscando nuevas palabras: «Es… catártico. Necesitaba escribir estas canciones».
El otorrino todo corrección al que todo le salía bien, el uruguayo que triunfó discretamente en España, que ganó un Oscar y cantó la canción premiada a capella, en vivo y en directo y en la cara de Hollywood, está hablando de su disco maldito. 12 segundos de oscuridad es la crónica de la descomposición de su matrimonio de diez años con la también cantautora Ana Laan. El título refiere al tiempo que demora el faro de Cabo Polonio en volver a iluminar la playa de noche e intenta ser una metáfora del presente de Jorge Drexler.
Como Fleetwood Mac en Rumours, como Peter Hammill en Over, como Elvis Costello en North, entre tantos otros, el uruguayo exhibe su dolor en canciones pop y, acaso, saluda la llegada de una nueva relación. Drexler sale con la actriz de Hable con ella y cantante del grupo Marlango, Leonora Watling, pero se cuida de no exponerla en la larga entrevista con Clarín. «Yo sabía que este disco iba a provocar preguntas difíciles. Por eso quiero aclarar algo: sí, me separé de mi relación anterior y me separé sin injerencia de terceros. Me separé por razones por las que se separan las parejas, de buen grado, y teniendo un hijo en común».
Ahora estaríamos hablando de música si no fuera porque las letras de 12 segundos de oscuridad tienen un nivel confesional bastante impresionante. Por otra parte, cada canción figura en el disco con la minuciosa aclaración de la fecha en que fue compuesta. Ese dato cronológico tiene algo de oblicuo exhibicionismo. Así, se puede trazar un mapa un tanto impúdico en el que se mezclan rencor y adulterio, desolación y esperanza. El mapa lo trazó hace un par de semanas el prestigioso periodista musical del diario español El País, Diego Manrique, en una nota que Drexler aborrece. «Yo lo respeto mucho a Manrique. Pero sacó conclusiones erradas, metió nombres y apellidos y se equivocó feo con la secuencia de los hechos. Con Ana tenemos un hijo y a mí me interesa la paternidad responsable. Esa nota me dolió porque decía que yo había conocido a otra persona y que eso había determinado la ruptura. Me da prurito contarte esto. Sólo quiero aclarar que no fue así».
¿Por qué no reparaste en exhibir así, en canciones, las convulsiones de tu vida afectiva?
Me salió de esta manera. Yo sé que después de lo del Oscar se esperaba «el» disco para el crossover latino y esas cosas… Pero me salió así. En el momento más mediático de mi carrera yo estaba más adentro que nunca.
Tiene guiños por todos lados…
Sí, es un deleite para los biógrafos… Pero ocurre que yo no tengo biógrafo. Es más: no me interesa el culto a la persona, no tengo club de fans… Por eso amo a Montevideo. Porque puedo sentarme a tomar un café sin que nadie me moleste.
Vos sabías que con estas letras te metías en un pequeño caos mediático…
Yo podría haber dicho: después del Oscar, hago un disco de lindas canciones. Proceso mi historia personal por un lado y escribo un disco de oficio. Tengo oficio para escribir y sabría hacer un disco artificioso. Pero en el momento en que empecé a componer éste me di cuenta que no tenía nada de artificioso. Salió La vida es más compleja de lo que parece y me dije: «Esto es lo que hay».
¿Esa fue la primera canción?
Tenía apuntes sueltos, cositas, pero cuando me fui a Cabo Polonio todo cambió. Al tercer día de ir habituándome al ritmo de los 12 segundos del faro por la noche y de no hacer nada y no tener celular ni internet ni electricidad, empecé a mirar para adentro. Y ahí me sale La vida es más compleja de lo que parece. Y pensé: «Aquí está el disco». Un disco de oscuridad y crisis, pero crisis en la acepción china, que quiere decir «oportunidad».
Siempre tienen algo de espectral los ámbitos públicos vacíos. Estamos conversando en el bar Libertad 8 donde diez años atrás Drexler hacía sus primeros pininos madrileños ante algunos pocos fans. Pese a que en este mediodía hay un sol que raja Madrid, el clima de Libertad 8 sigue siendo nocturno (Ver Libertad 8…).
El celular interrumpe un par de veces la entrevista. Lo llaman desde lugares insólitos (Los Angeles, París, Barcelona…) para más y más reportajes. 12 segundos de oscuridad es editado, además de España, Uruguay y Argentina, en Brasil, Chile, México, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Portugal. El efecto Oscar fue volcánico, pero justo es decir que las canciones de Drexler tienen una maceración lenta que las hace más consistentes según pasan los años. Aquí no hay boom. Es más, sus dos temas más conocidos (Me haces bien, el de la publicidad de sopa; y Al otro lado del río, el ganador del Oscar de la película Diarios de motocicleta) no se acercan al lote de sus mejores canciones. Brillan en el repertorio de Jorge Drexler temas como La edad del cielo, Memoria del cuero, Todo se transforma, El pianista del ghetto de Varsovia, diseminados en diez discos que merecen una escucha atenta.
Pide un cigarrito, cuenta que está haciendo terapia gestáltica, habla de John Lennon («este disco es muy Lennon», dirá), del último cd de Bob Dylan («formidable»), de Chico Buarque («un genio») y del deseo que tiene de vivir en Madrid. «Desde que llegué de Uruguay estoy a 50 kilómetros de la ciudad, cerca de El Escorial. Ahora que me separé me mudé, pero me quedé por esa zona. Es que quiero seguir estando cerca de mi hijo Pablo».
Drexler es un charlista extraordinario. El abanico temático va pasando y se apasiona con todo: Spinetta, Portishead, El Príncipe, Zitarrosa, las diferencias culturales entre españoles y rioplatenses, las diferencias entre Montevideo y Buenos Aires y hasta cuestiones psicológicas. «Me importa lo que opinan de mí. Es una tara. Es mi neurosis. No quiero ser encasillado como un tipo bueno, dulce, con una visión siempre positiva de la vida, como una máquina de celebrar el amor». Muestra una agenda electrónica con ideas de canciones que no prosperaron. Los títulos son bastante elocuentes: Debajo de la alfombra roja (sobre el Oscar). La calma perdida, Cicatriz ambulante, Arenas movedizas, Pedir demasiado, La culpa en su laberinto.
Quiere hablar del disco: «Esta vez delegué un poco el tema de sonido en Juan Campodónico. Está grabado prácticamente por integrantes de Bajofondo Tango Club: Juan, Javier Casalla, Gabriel Casacuberta, Luciano Supervielle. Hay invitados muy importantes, como Maria Rita, Arnaldo Antunes, Paulinho Moska, Kevin Johansen, Leonor Watling y mi hermano Pablo».
Hay dos covers bastante curiosos.
Sí, High & Dry de Radiohead y Disneylandia de Titás, la banda de Antunes. Yo tenía la idea de hacer algunas versiones. Con Campodónico buscamos polos opuestos. A mí me encantan, por ejemplo, Caetano Veloso y Joao Gilberto. Toda mi vida he cantado canciones de Caetano y Joao. No me parecía atractivo hacer nada de ellos. En cambio estuve rastreando repertorio de The Cure, Clash. Al final anclé en la canción de Radiohead. Me parece un gran tema, me gusta la frase «You broke another mirror, you’re turning into something you’re not», rompiste otro espejo y te estás volviendo algo que no sos. De Titás, bueno, lo que te decía antes. Si vamos a hacer un cover de un brasileño que sea de una banda de rock y punk. Por otra parte, Antunes es un genio.
¿Tenés temores del tipo: «No voy a poder componer una canción nunca más»?
Bueno, sí. En ese caso volveré a la medicina.
¿De verdad?
(Piensa) No, no es serio. Creo que me iría al interior de Uruguay a recrear y difundir material de gente como Osiris Rodríguez Castillo, Grau, Lena. Son autores de muchas canciones de Zitarrosa, de los Olimareños….
¿Así te imaginás tu futuro?
Es que no me lo imagino. No me lo puedo imaginar. Me importa el presente, me importa el alerta del presente. Así estoy. El disco habla de mi presente. Es lo que soy. No soy un provocador, no me interesa la ira, no soy Gainsbourg, ni Lennon, ni Dylan ni el Calamaro de El salmón.
Ana Laan, tu ex mujer, ¿escuchó el disco?
Sí.
¿Qué le pareció?
Jorge Drexler sonríe, se pone serio, vuelve a sonreír y responde, seco y amable: «Preguntale a ella».
Suena el celular como un gong. Es un periodista francés.
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