Director para La señal, se busca, la obra sigue..
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en octubre 15, 2006
Confirmado: Eduardo Mignogna dejó las cosas tan organizadas que el rodaje se hará de todas maneras
Antes que director de cine, Eduardo Mignogna fue escritor. Un muy buen escritor que, en verdad, nunca dejó de serlo, aun en los momentos de mayor fragor laboral en los estudios de cine y de televisión.
Como una suerte de sístole y diástole de su corazón creativo, Mignogna encontró en el acto tan individual, solitario y pausado de escribir, la contracara perfecta del caos colectivo y la vorágine inevitable que implica siempre estar al frente de un rodaje.
Sin embargo, tenía la sabiduría y la determinación para aportar lo mejor de cada una de esas actividades tan disímiles a la otra: así en el set sabía poner orden con cordial aplomo. Como tipo prolijo y sobrio pero, al mismo tiempo, cálido y contenedor avanzaba sorteando sin estridencias los inconvenientes que, inevitablemente, siempre aparecen. En cambio, solo frente al papel en blanco, hacía danzar a las palabras de una manera muy visual y con ritmo cinematográfico.
De tan meticuloso y distendido a la vez que era -una rara combinación que pocas veces se da entre los humanos- no resulta exagerado afirmar que Eduardo Mignogna sigue siendo hoy el gran director de cine y el gran escritor que fue hasta hace nueve días, cuando todavía andaba por acá tratando de esquivar, por última vez, los embates de un fiero enemigo que se le presentó hace tres años.
Pero si le dio tan poca bolilla al cáncer de piel mientras lo sufrió, y no porque no atendiera las recomendaciones médicas, sino porque no paró nunca, casi hasta el último día, de trabajar, mucho menos, lo hará ahora que se volvió tan etéreo y se liberó de esos padecimientos, Mignogna está dispuesto a parar.
* * *
La gran noticia es que La señal , su último gran proyecto, basada en la novela homónima que le publicó la editorial Planeta en 2002, y que Mignogna se aprestaba a filmar en ocho apretadas semanas, entre el 30 de este mes y el 22 de diciembre próximo, se hará de todas maneras.
Así lo resolvieron anteanoche, aunque todavía sin fijar una fecha precisa ni aún decidir quién se hará cargo del rodaje, en una reservada reunión, los productores españoles y argentinos asociados en el proyecto, a saber: los representantes de la distribuidora madrileña Wanda Visión, la productora de cine barcelonesa Fénix y los empresarios locales Pablo Bossi (Pampa Film), Claudio Etcheberry (socio de Mignogna en la productora Retratos) y Patagonik.
La señal cuenta las peripecias de dos inefables detectives, más ganados por el whisky y las mujeres, que por la investigación, y que dedicados a casos de poca monta, quedan en medio de una historia densa con la mafia. Su telón de fondo no es menos atractivo: la Argentina de fines de 1951 y los meses siguientes, que coinciden con la agonía y muerte de Eva Perón.
««Es tener que morir sin saber por qué», se dijo el pibe Corvalán en la oscuridad de la casa del rengo, sentado junto a la cama donde Gloria dormía de costado, respirando por la boca entreabierta y un poco amargada, como presintiendo el infierno que se venía», así de vertiginosa, inquietante y cinematográfica empieza la novela de Mignogna. «Creyó ver unas sombras moverse en un zanjón -escribe, describe, casi filma Mignogna con cada palabra que utiliza- y se le heló la sangre. Sus ojos se agrandaron ligeramente. Dio un paso atrás y cerró la puerta, quedó aferrado al picaporte, inmóvil, al acecho. Ningún movimiento, ningún ruido. Estaban a punto de acribillarlo a tiros y él soñaba con Gloria y era feliz sin motivos.»
Por si no alcanzaran este tipo de descripciones tan gráficas y la cantidad de diálogos que desbordan la novela, el mismo Mignogna la adaptó y la convirtió en guión cinematográfico.
El casting ya estaba hecho y elegidos sus protagonistas (Ricardo Darín, Diego Peretti y Julieta Díaz) y precisadas las locaciones donde se filmaría (Adrogué, San Fernando, Quilmes y Capital). Tras un año de intenso armado del esquema de producción, de tener tramitado un crédito ante el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y de haber logrado un importante apoyo financiero del programa Ibermedia, todo avanzaba sin mayores escollos.
El comienzo de la filmación era inminente cuando, a la cuarta semana de preproducción, Mignogna debió internarse como en otras ocasiones. Ni él ni su entorno pudieron imaginar que todo terminaría tan rápido y mal.
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