Los dueños del poder
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en octubre 19, 2006
Llega Yo presidente , el documental de Mariano Cohn y Gastón Duprat, producido por Luis Majul, que retrata filosamente a los ocho mandatarios que se sucedieron desde 1983
«Advertencia: esta película contiene escenas explícitas de la vida política argentina.» La aclaración puede ser la broma de ingreso en la tónica de Yo presidente . Pero el documental de Mariano Cohn y Gastón Duprat, que se estrenará mañana en los cines, parece buscar algo más que la risa rápida ante el chiste fácil.
Eso al menos dicen los creadores de Televisión abierta, aquel programa de difícil clasificación que le prestaba cámara a la gente común mucho antes de que el Gran hermano lo hiciera costumbre. En este caso, el proyecto, que les demandó unos tres años, también llevó cámaras (siete, para ser precisos) a las casas. Pero quienes abrieron sus puertas no fueron ciudadanos comunes y desconocidos, sino los ocho presidentes que supimos conseguir desde que volvió la democracia, en 1983.
Y ellos dicen, entonces, que hasta aquello que parece una deliberada búsqueda del tropiezo, como tomado en préstamo a Caiga quien caiga es un retrato que termina ridiculizándolos sin intención. «A veces habla mucho más de uno lo que uno quiere mostrar que lo que uno quiere esconder. No había cámaras ocultas ni nada. Lo que ellos quieren mostrar habla mucho más de ellos que los errores que a veces busca el periodismo joven», dispara el también joven Duprat.
La tarea no fue fácil. Desde que surgió la idea de trazar «un retrato humano» de los presidentes hasta que lo consiguieron pasó mucho tiempo. Y sobre todo, mucho esfuerzo. Por eso, en el medio, sumaron al periodista Luis Majul, que con su productora La Cornisa terminó de cerrar el proyecto, al que también se agregó Pol-ka.
Fue él quien consiguió las entrevistas con casi todos los presidentes (excepto Adolfo Rodríguez Saá y el actual, Néstor Kirchner, que por distintos motivos que se verán en el film no quisieron ser entrevistados) y quien las hizo, aunque no se lo escucha ni se lo ve.
El resultado es un rompecabezas-espejo que, en palabras de Majul, termina armando una suerte de «Frankenstein con algunas cosas buenas y lo peor de los argentinos».
Ese Frankenstein nacional está formado por retazos incompletos de Raúl Alfonsín (reconociendo sus errores y haciendo su gesto de campaña ante la soledad de su escritorio), Carlos Menem (comparándose con las moscas con el telón de fondo de la Rosadita), Fernando de la Rúa (denunciando cuánto dinero costó la operación para destruirlo), Rodríguez Saá (pidiendo un reaseguro de un millón de pesos por si no le gustaba el resultado del film), Ramón Puerta, Eduardo Camaño, Eduardo Duhalde (mostrando trofeos y recibiendo el auxilio de su mujer para encontrar una respuesta) y Kirchner.
-¿Qué quieren mostrar con este retrato de los presidentes?
Duprat: -A diferencia de la mayoría de los documentales, nosotros no partimos de una verdad totalmente clara. No nos gusta esa búsqueda. No es nuestro estilo. Teníamos muchas preguntas que luego de filmar a los presidentes se multiplicaron por cien. Hay partes nebulosas y contradicciones. Hay afecto y distancia a la vez. Esa mezcla es lo que sentimos nosotros. Y la película lo dice: todos fueron votados por amplísima mayoría, pero hoy no encontrás a nadie que haya votado a De la Rúa ni a Menem, por ejemplo. Y lo cierto es que ninguno entró a los codazos ni en paracaídas. Y los que no fueron votados, como Duhalde, se fueron del gobierno como Gardel y los guitarristas.
Cohn: -Y todo el mundo les pidió cosas a los presidentes.
Duprat: -Su estilo, su manera de pensar, su manera de vestir…
Cohn : -Su universo…
Duprat: – Eso, su universo, lo plasmaron en la política, como Menem y Puerto Madero. Y la gente les pidió más todavía de lo que ellos eran.
Cohn: -Ellos fueron versiones moderadas…
Duprat: – Claro, ellos eran versiones moderadas. A Cavallo, con De la Rúa, lo pidió la gente. Era feo hacer una película para que el espectador se lavara las manos. Lo que queríamos era que generara un cimbronazo. Depende de quién te haya pegado, quién te haya ilusionado, te vas a ir mejor o peor de la película.
El imperio contraataca
Detrás de sus anteojos negros, Cohn (suerte de falso Calamaro) y Duprat hablan a dúo y complementan sus ideas. Como un monstruo de dos cabezas que convive desde hace muchos años y se conoce a la perfección. Efectivamente, el dúo no sólo hizo Televisión abierta , sino que luego crearon Cupid o y Juro que es verdad; hicieron la película Enciclopedia, y dirigieron la señal de cable de la ciudad de Buenos Aires, Ciudad Abierta. Ahora, entusiasmados con el cine, aseguran que irán por más.
-Muchas de las situaciones que se ven llevan a la risa, ¿hubo una búsqueda intencional?
Duprat: – Como se grababa con siete cámaras y las siete grababan siete cosas distintas, quedó mucho material afuera. Fue muy largo y sacrificado construir la película definitiva. Pero si bien hay chistes o situaciones de bakstage que llevan a la risa en primera instancia, lo cierto es que dejamos muchas afuera. Sólo dejamos las que aparte de la gracia evidente cuentan cosas mucho más profundas de la construcción de los personajes y de su cosa pública. Esas partes, muy casuales, muy espontáneas, aportan un contenido de la figura pública. Eso puede ser catalogado como la parte más banal, pero para mí es la más profunda de la película. Por ejemplo, Alfonsín haciendo el gesto de campaña es una puesta en escena que desnuda los mecanismos típicos de un asesor de campaña. Mostrar la gestualidad en la intimidad cuenta mucho sobre ellos.
Cohn: -Hay situaciones que dan vergüencita. Pero la verdad es que nos interesa más lo que quieren mostrar o comunicar que ir a buscar el furcio.
Majul: – A cada uno de los presidentes se le dijo cómo íbamos a trabajar. Las cámaras están prendidas todo el tiempo. Eso fue para sacarlos del discurso habitual, para que los tomara más desacartonados. No hay trampas en esto. Y cuando discutimos cuánto de documental y cuánto de anecdótico había, cuando decidimos la versión final, fue porque mucho de lo anecdótico muestra actitudes y comportamientos que terminan siendo una actitud ante la sociedad. Y la película no juzga, muestra.
-¿Qué encontraron en común entre los presidentes?
Duprat: – Que todos estaban pendientes de la imagen.
Cohn: -Megalómanos, egocéntricos, inteligentes. Y a la vez, los más aburridos del planeta, porque en nueve horas de grabación aparece de todo.
-Por lo que cuentan no debe de haber sido fácil seleccionar el material final…
Duprat: – Tenemos cien horas grabadas. Podríamos hacer El imperio contraataca.
Por Verónica Bonacchi
De la Redacción de LA NACION
Actores principales
Raúl Alfonsín
- «A mí me dieron un golpe de mercado. Y el presidente Menem, en ese momento presidente electo, estaba jugando al aprendiz de brujo», dijo Alfonsín, que recibió al equipo en su escritorio.
Carlos Menem
- Es el responsable del título del documental. Cuando comenzaron las grabaciones, en la Rosadita, el asesor les dijo: «No le digan Carlos ni doctor porque no se va a dar ni vuelta. Llámenlo presidente». El título de la película iba a ser Yo argentino , pero después de eso cambió al título actual.
Fernando de la Rúa
- «¿Por qué no he hablado todo este tiempo? Porque no tengo medios ni recursos para enfrentar la mofa, o las campañas dirigidas por estos últimos gobiernos que han puesto enormes cantidades del presupuesto para influir sobre la prensa», dijo De la Rúa en una de las jornadas de grabación.
Eduardo Duhalde
- «¿De la Rúa? Un inútil. Cuando la gente se manifestó públicamente, con los chicos en brazos, él no podía declarar el estado de sitio. Eso fue lo que desencadenó su salida del gobierno y las treinta muertes, acaecidas, reitero, por su impericia.»
Rodrigo said
muy buen post…. voy a ir a ver la peli…
gracias
ADMINISTRADOR, Gracias Rodrigo esperamos vuestro comentario Saludos