ENTREVISTA AL «PATO» GALVAN

En el sillón de Larrea

Conduce «El colectivo» por las mañanas de Rivadavia, en el horario en que durante años se emitió «Rapidísimo».

SE AGRANDO CHACARITA. «Siento que estoy jugando en River o en Boca», Galvan Dixit

Sentado en el mismísimo sillón que durante años perteneció al emblemático Héctor Larrea, el «Pato» Galván impuso nuevos aires a las mañanas de Radio Rivadavia (AM 630) con su programa El colectivo, de lunes a viernes de 9 a 12. Con su estilo joven, informal, casi atorrante, la voz debutante en AM jura haber sumado una clase de oyente más joven.

«Yo siempre bromeo con que antes lo tenían a Larrea y ahora tienen al reo», arranca José Alfredo Galván (36), a quien muchos suponen Patricio, pero que heredó su apodo del ex arquero, el «Pato» Fillol, a quien imitaba y admiraba.

¿Cómo es moverse en la AM y en un horario tan ligado a la información, con un perfil tan de FM?

La verdad es que ahora siento que estoy más cómodo porque acá hay más espacio para la palabra. Ahora sé que no me gusta trabajar para un target específico. Le caigo bien a la gente grande. Siento que me adoptaron. Muchos me paran para decirme que sus hijos les permiten escuchar Rivadavia en familia porque estoy yo. Y yo solo sé que me gusta hacer radio, comunicar y no me importa el soporte. Con mi presencia siento que pude hacer más participativa la AM, que es un lugar a donde llaman más para putear a los presidentes que para pedir música. En mi programa se logra un término medio.

Se te identificaba más con el ambiente del deporte. ¿Te fue fácil manejar la actualidad?

Yo creo que el perfil es como te ven los demás, y yo no me cierro. Si me llaman para un programa de cocina y me gusta, lo hago. Si alguien no me veía capacitado para manejar la actualidad era porque nunca lo había hecho. Soy cuidadoso con el manejo de la información, pero lo mío es ayudar a digerir la noticia. Antes no leía el diario todos los días. Hoy sí. Es un gran ejercicio. Igual no se me exige que sea Nelson Castro. Hay especialistas que son mi punto de apoyo.

Galván es viejo conocido de la radio. Se inició en la adolescencia «por culpa de Lalo Mir»: de tanto escucharlo, sintió el contagio y así emprendió una maratónica carrera por «cuanta radio trucha hubo en el Gran Buenos Aires en la época en que explotaron con Alfonsín». Al tiempo dio un salto a Energy, pasó por Radio Show, se dedicó exclusivamente a la TV y terminó por volver al primer amor con todas las miradas encima: «Lo más fuerte era el recuerdo que la gente tenía de Larrea. Cuando llegué a Rivadavia hacía un tiempo largo que él no estaba. No fui un sucesor directo, por lo que no sufrí una comparación grande», advierte el conductor que este año irrumpió en el stand up con un espectáculo autogenerado, Mono Galván, en el Paseo La Plaza.

Por los pasillos de la emisora, Galván suele cruzarse con el hombre que ostenta más de seis décadas de radiofonía, Antonio Carrizo, a quien considera «prócer» del éter y de quien recibe las más autorizadas críticas. «Nuestras charlas son imperdibles. Me llama Nene, me trata como a un sobrino y me da su opinión del día», dice. Y no tiene reparos en admitir que su incursión en la segunda mañana le cambió la vida. «Siento que la gente valora lo que digo. Agradece que le levante el ánimo, se siente cerca de mí. El oyente se siente mi amigo. Y yo no tengo más que palabras de agradecimiento a los que confiaron en mí. Siento que estoy jugando en River o en Boca».