Luego de imponerse en las elecciones constituyentes, el obispo emérito de Iguazú dijo que no se dedicará a la política. «Mi vocación es de sacerdote y voy a seguir como antes, predicando el Evangelio y ayudando a la gente. Eso es lo mío, lo otro fue circunstancial», aclaró.

El obispo emérito de Iguazú, Joaquín Piña, afirmó hoy que «ganó el pueblo y la democracia», en alusión al triunfo del Frente Unidos por la Dignidad, cuya lista opositora encabezó, en las elecciones que se realizaron ayer en Misiones para elegir convencionales constituyentes.
«Creo que ha sido un gran triunfo, no digo un triunfo de Piña, ni del FUD, sino de la democracia y del pueblo, me da mucha alegría ver a la gente contenta, se nota al salir a la calle que todos perdieron el miedo», celebró Piña al recibir a Télam en la recepción del Obispado de Iguazú.
En ese sentido, el sacerdote también se alegró por las repercusiones en los medios de comunicación, tanto provinciales como nacionales, por el resultado de las elecciones a convencionales constituyentes.
«Los diarios dicen ‘no ganó Piña sino perdió (Carlos) Rovira’ y eso es cierto, ganó el pueblo y la democracia. Tengo que agradecer a la gente, a toda esa gente que se sacudió el miedo que tenía», manifestó.
Al entrar a su casa, que es el Obispado, el ‘padre Joaquín’ -como lo llamaba la gente que se presentaba durante la entrevista y quería saludarlo y felicitarlo- reflejó en todo momento la tranquilidad de quien ha cumplido su objetivo, y así lo demuestra cuando afirma que «esto no se vuelve a repetir, esto pasó una vez y no más. Ya tengo 76 años y me toca un poco de retiro y descanso».
Piña sostuvo durante la charla que todo el acto eleccionario, desde la campaña hasta el día de la votación, dejó una enseñanza muy clara: «La gente creció en su conciencia cívica, ha servido para que la gente vaya tomando conciencia de sus derechos, sepa cómo defenderse y organizarse».
Sobre este punto se detuvo el ex obispo, catalán de origen el hincha del Barcelona, y reflexionó; «Esto algo ha influido en el resultado de las elecciones».
«Es propio del pastor anunciar el Evangelio, con todas sus consecuencias, no sólo es una doctrina celestial, el Evangelio tiene una incidencia en nuestra vida práctica, no se puede separar la fe de la vida, de la vida de todos los días», afirmó.
Por segunda vez en la charla, Piña dijo que esta participación en un acto electoral fue una «cuestión circunstancial» y argumentó que «son esas cuestiones temporales que tienen que ver con la fe».
«Algunos dicen que porque la iglesia se mete, y lo malo sería que la iglesia no hablase y no enseñase, el pastor es maestro también y todo esto que sucedió nos dejó enseñanzas a todos», contó el ex obispo, que se preparaba para almorzar fideos con aceite que preparó un sacerdote amigo, de una parroquia vecina.
Por otra parte, Piña reiteró que su vocación es y será la de «predicar el Evangelio» y explicó que llegó a encabezar la lista del FUD en parte porque «tuve mucha experiencia con la dictadura de (Alfredo) Stroesner, cuando viví en Paraguay, y también acá en Argentina y me dije no podemos volver a eso».
«Lo bueno es que encontré mucho apoyo en la gente, y está la diócesis que ha ido creciendo en estos años con el apoyo de los laicos, pero también debo reconocer que tuvo mucho apoyo de mis hermanos del episcopado, prácticamente desde el cardenal Jorge Bergoglio a los demás, y eso a mi me reconfortó», aseveró.
Sin embargo, se encargó de aclarar: «No me metí en esto porque me lo pidieron ellos, fue por decisión propia, pero haberlo hecho y que me brindaran su apoyo, me reconforto mucho».
Asimismo, Piña volvió a hablar de los cuestionamientos por la intromisión de la Iglesia en la política y señaló que «si son entidades totalmente distintas, eso lo que tengo claro, pero también es claro lo que dijo el Papa Benedicto XVI».
«El Papa dijo que la política era un campo prioritario o preferencial de los laicos y estoy totalmente de acuerdo, lo que pasa es que los pastores debemos apoyar a los laicos y no debemos dejarlos solos. Yo escuché muchas veces que se quejaban de que los lanzamos a la arena política y los abandonamos», aclaró.
En ese momento, el ex obispo se puso serio y enfatizó: «yo nunca me puse el traje de político, yo siempre estoy de remera», y luego rió de manera cómplice junto a un colaborador, y agregó que «no es que yo sea político, pero debí acompañar a la gente».
Evidentemente, la política es una tema que lo apasiona al padre y así lo reflejó al analizar que con «la palabra política se pueden entender distintas cosas, hay una alta política, que sería la ciencia del bien común, la que nos corresponde a todos, la de los Derechos Humanos, de la dignidad de las personas, pero lamentablemente en el lenguaje común, la gente entiende por política la pelea por el poder, la politiquería, en esa baja política, no entramos».
Mientras se acomodaba en el sillón, un poco ‘avergonzado’ por las fotos, ya que dijo que le iban a «gastar la cara», Piña señaló que toda esta experiencia también le dejó cosas negativas, ya que «me ha cansado mucho».
«Los políticos no dejan de ser políticos, nosotros tratamos de aliarnos y seleccionar a los mejores, y creo que dentro de esta lista del FUD está lo mejorcito de cada partido político, nosotros nos cuidamos de que no entrasen estas figuras del pasado que no tienen muy buena prensa», indicó.
Sin embargo, el ex obispo no demostró mucha confianza en la continuidad de este frente opositor debido a que «la ambición por algún lado les sale».
«No se qué puede pasar el año que viene, que va a ser un año electoral, quizás se van a pelear entre ellos, pero eso también es la democracia, es muy importante que la gente pueda elegir con libertad, que haya una buena oposición, porque es necesario que esté bien organizada, que pueda controlar al gobierno con la participación de la población», manifestó y luego se paró ante el aviso de que los fideos estaban ‘a punto’.
No obstante, Piña se acercó hasta la puerta y lanzó una nueva reflexión: «Mi vocación es de sacerdote y voy a seguir como antes, predicando el Evangelio y ayudando a la gente. Eso es lo mío, lo otro fue circunstancial»
«Sé que me van a tentar, pero yo sé lo que voy a hacer, soy catalán y cuando digo una cosa es hasta el final», afirmó y regresó a su casa, el Obispado, un lugar muy tranquilo dentro del barrio Santa María del Iguazú, situado a 17 kilómetros de las Cataratas, donde está la garganta del Diablo.