Devaneos de una buhardilla
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en octubre 31, 2006
Un sótano con abolengo y su misteriosa complicidad con la noche, reivindica la vieja y prístina noción y sensación del show propiamente dicho en nuestra quejumbrosa buenos aires.
Demasiado apegado a la autenticidad como para resignarse a ser llamado «Underground», este reducto de Marcelo T de Alvear al 1100 que aún resguarda su emblemática y peculiar fisonomía de biblioteca, desvela el corazón de cada noche regalándole voces y figuras que amanecen en el tiempo y vagabundean orondamente por el espacio.
Hace poco se complicito con la añoranza y transportó sobre su escenario el sensitivo ritmo de la tierra en la voz y en la guitarra de Galo García que, alguna vez, acompañando al Chango Farías Gómez y a Oscar Cardozo Campos inscribieron en el aire su equipaje de zambas, carnavalitos, chacareras y vidalas.
Preservando la hegemonía familiar, cosa más que saludable se asoció a la calidad y a la innegable calidez de su hija Florencia, a la viola extra de Roberto López y, como suculenta primicia, consiguió que un nostalgioso Chango Farías, le arrancara gemidos a una caja.
En el pintoresquismo de esa noche intimista y con la tradición a cuestas, sólo faltaba simbólicamente un fogón. Pero en esa biblioteca, underground o buhardilla, la versatilidad es un elemento inexorable y -como una especie de aventura nocturna- suele haber una propuesta para cada gusto.
Cada sábado a las 21 penetran algunos duendes funambulescos para sugerir que la vida es un cabaret y, como una prueba indiscutible, catapultan en el escenario a una rutilante Marisa Ini y su bagaje ilusionista de jazz, pop, bolero y bossa nova.
Voz, simpatía, desenfado y natural histrionismo son casi demasiadas cualidades para una sola persona, a menos que cuente con un pacto especial con los dioses y los hados o, que prodigiosamente, acierte en ser la hija de una de las más rutilantes lady-crooners del universo musical como nuestra afamada Donna Carroll.
Con sus músicos compartiendo la escena y desgranando las palabras que especialmente le escribiera Beatriz Matar, Marisa Ini es otro acierto de esa Buhardilla convertida en una cómplice melómana de la noche. Y si todo fuera poco como reza el dicho popular todavía queda una auspiciosa posibilidad para tener en cuenta: el suculento lirismo de su gastronomía. Es bueno saber que nuestra azarosa city, no ha perdido del todo su proverbial complicidad con la fantasía.
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