Alejandro Lerner: todo un clásico

No quedan dudas de que uno de los músicos populares más importantes de la Argentina es Alejandro Lerner. Desde hace cinco años, cada vez que se presenta en nuestra ciudad -siempre cerca del fin de año- agota localidades y ofrece shows impecables, de esos que el público espera.

Es lógico que suceda así porque un artista del talento y la experiencia de Lerner conoce como la palma de su mano a la gente que paga una entrada para disfrutar de su propuesta. Y les da lo que van a buscar.

Así, el concierto del jueves tuvo todos esos condimentos necesarios como para que el recital fuese bien relevante: un auditorio repleto (con mucha gente parada en los laterales); público adulto-joven; una banda poderosa con ciertos toques rockeros y un séquito de chicas delirando por su artista preferido.

A la hora señalada, Lerner apareció sobre el escenario y desde ese mismo momento apuntó con su máquina lanzadora de hits (“Por un minuto de amor”, “Algo de mí en tu corazón”, “Todo a pulmón”, “Volver a empezar”, “Campeones de la vida” y las desapercibidas “La belleza” e “Indulto”, lejos dos de las mejores canciones del autor) y si bien el público estaba eufórico, llamativamente no tuvo un coro popular que lo acompañara. A ver: mientras cantaba “Después de ti”, varias veces le cedió el canto a la platea y ésta patinó. ¿Qué clase de fans rasgan sus vestiduras por un artista y no conocen sus canciones? Cosa rara pero real.

También hubo espacio para algunas nuevas canciones. “Vamos a la escuela” y “Chacarera de los pagos” mostraron el lado más folclórico de Lerner; con “Tocando un blues con Dios” ofreció un sentido homenaje a Pappo y se dio el gusto de estrenar la simpática balada “Me siento como el culo”, que a pesar de su título tiene buen futuro.

El final llegó con todo el auditorio de pie, disfrutando de “Animales de costumbres” y “Mira hacia tu alrededor” en medio de una euforia generalizada, aplaudiendo a rabiar a un músico que conoce mucho a su público y siempre le da lo que quiere.