Mendoza: Alejandro Lerner volvió el jueves a agotar las 2.000 localidades del auditorio Bustelo.

El cantautor volvió el jueves a agotar las 2.000 localidades del auditorio Bustelo. Pocas novedades respecto del show de 2005, en un concierto marcado por los clásicos de siempre y la vuelta a sus letras “comprometidas”.Hay músicos que en esta tierra son particularmente convocantes. Por eso no es una novedad que Alejandro Lerner “reviente” estadios o teatros cada vez que pisa Mendoza. El jueves pasado volvió a llenar el Bustelo. Y volvió a cantar los “infaltables e infalibles” temas para que el público que lo sigue alimente su fanatismo.

De no ser porque se dio tiempo –en un recital de dos horas– para nuevas composiciones incluidas en su “disco solidario” Canciones para gente niña, y porque David Lebón esta vez faltó a la cita, Lerner hizo prácticamente el mismo concierto del año pasado, sobre el mismo escenario, con la misma puesta en escena y se podría decir que ante el mismo público.

Será porque el CD que venía a presentar no despertó la euforia esperada de la platea que, sin embargo, corrió al stand de ventas a la salida del auditorio y el disco se vendió como pan caliente.

Cómodo al piano y a gusto con el show, Lerner prefirió no arriesgar en improvisaciones musicales ni en nuevas estrategias de conquista, y fue al grano. Impostado en su look rocker, la imagen de baladista le sienta muy bien ante los ojos de sus seguidores, y él se entrega al repertorio “a pedido del público” sin chistar.

Entonces qué mejor que Por un minuto de amor para encender el fuego. Después vendrían Algo de mí en tu corazón, Quién te dijo, Todo a pulmón o Mira hacia tu alrededor, todos bajo el rótulo de hits que caracteriza a gran parte de la producción de Lerner, uno de los pocos compositores argentinos que ha experimentado varias veces el éxito en los rankings musicales latinoamericanos. Algo que ayudó para llegar a codearse con el trabajo de grandes artistas como Sting, Santana, Carole King y Air Supply, entre otros.

Pero el jueves se permitió mostrar su costado más urbano y comprometido con lo social. Así fue como rescató del pasado Indulto (tema que compuso durante la década menemista y que hacía tiempo no cantaba en vivo); se dio el gusto de probar con sonidos reggae en I’m American y estrenó A la escuela (incluido en el último disco a beneficio del hospital Garrahan).

También adelantó Más o menos como el culo, canción que incluirá en su próximo disco; Enojado, y la gente coreó su estribillo en una mezcla de pudor y picardía.

De lo nuevo no hubo mucho más que la Chacarera de los pagos y un tema que compuso en memoria de su “amigo” Norberto Pappo Napolitano. Antes había repasado las pistas de siempre (Cuando te hago el amor , Volver a empezar y La belleza), en las que se destacó un set de enganchados melosos en esa “trinidad de baladas” que integró al final Amarte así, No hace falta que lo digas y Secretos.

De la banda en escena se destacaron las cuerdas de Gringui Herrera en los arreglos para Campeones de la vida, que fusiona una introducción tanguera con un final bien rockero.

De las coincidencias con shows anteriores, Lerner repitió las mismas imágenes en pantalla grande para los mismos temas (en Todo a pulmón hace un recorrido en fotos por su carrera, y en Animales de costumbres muestra una selección de imágenes que simbolizan al ser argentino), volvió a homenajear a Humo sobre el agua de Deep Purple y a bajarse del escenario para tocar a la platea mientras cantaba Después de ti.