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Boca no lució, pero ganó y ya piensa en gritar tricampeón

Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en noviembre 20, 2006

El equipo de La Volpe no mereció triunfar ante Gimnasia, en Jujuy. Daniel Díaz y Aldo Bobadilla fueron los sostenes de la victoria.

CAMINO AL GOL. Neri Cardozo convierte, desde afuera del área, el primero de Boca en Jujuy.

DIRECTO AL ANGULO. El Cata Díaz festeja con Hugo Ibarra y Claudio Morel Rodríguez el gol de la victoria. Fue un tiro libre impresionante. El defensor convirtió tres goles en el Apertura.

 

En el domingo de las incoherencias y de los desatinos, hubo una costumbre invariable: Boca ganó y sigue líder con cuatro puntos de ventaja. Pero no ganó un partido cualquiera. Se llevó El Partido del Tricampeonato. Sucede que el de ayer era el encuentro más difícil de las cuatro últimas fechas que tenía el equipo de Ricardo La Volpe. Y salió victorioso. A pesar de que no jugó bien. Y de que no mereció ganar. A pesar de que, ante las carencias de sus individualidades estelares, dependió de las grandes manos de Aldo Bobadilla y de las certezas defensivas de Daniel Díaz. Y de que terminó cobijado dentro de su área grande. Pero sumó tres puntos elementales y mirá el horizonte cercano con la sensación de que un nuevo festejo lo espera en el desenlace.

Esta vez no estuvieron la audacia del 4-3-3 ni el convencimiento de sus intérpretes. Porque Boca volvió a aquel discutido 5-3-2 y no obtuvo las respuestas deseadas. No por casualidad, seguramente, cuando La Volpe puso a Marcelo Delgado por Matías Cahais, en el segundo tiempo, Boca tuvo casi su único remanso de 20 minutos en el partido. Incluso en ese lapso encontró el impresionante gol del Cata Díaz que le permitió el triunfo.

Esos primeros cinco minutos de profundidad en las llegadas parecían legitimar el planteo inicial de La Volpe. Pero no. Esas dos situaciones clarísimas que tuvo Palermo y que resolvió con eficacia el arquero José Valdiviezo no fueron más que una percepción inicial equivocada. Después, el 5-3-2 que dispuso el entrenador no pareció un acierto. Porque a Boca, entonces, le sobraron defensores y le faltaron ideas. Llegó poco y en ningún momento del primer tiempo se asemejó a ese equipo que, además de ganar, venía encontrando detalles y razones para convencer a su gente.

Para colmo, sus individualidades más influyentes lucían como sus hinchas: ausentes. Rodrigo Palacio sólo mostró retazos de su juego desequilibrante; y Fernando Gago —quizá condicionado o nervioso por la posibilidad de su pase al Real Madrid— no tuvo la precisión ni la rigurosidad en el mano a mano de otras ocasiones.

Y del otro lado, además, no había un equipo sencillo. Casi todo lo contrario: este Gimnasia sin aprietes jugó de manera inteligente. Armó un mediocampo combativo, buscó por afuera con dos volantes de largo recorrido como Marcelo Quinteros y Ricardo Gómez (el mejor del equipo de Mario Gómez, junto a Daniel Ramasco). Y lo complicó a Boca, que —ocasionalmente— dejaba espacios a las espaldas de Hugo Ibarra y Claudio Morel Rodríguez.

Sin embargo, cuando Gimnasia era mejor, Boca se puso en ventaja con un remate fortísimo de Neri Cardozo, desde afuera del área. Y cuando parecía que Boca estaba en condiciones de aguantar con la seguridad de sus columnas defensivas, Gabriel Ramón empató con un remate preciso, tras un córner.

El ingreso de Delgado rearmó a Boca. Y dejó claro que la ambición no se ausentó del planteo de La Volpe. Esa variante fue también un testimonio de la necesidad de ese Boca que resultaba confundido, sin la pelota, sin el control del desarrollo. Sin embargo, nunca consiguió variantes para mostrarse superior a Gimnasia. Un dato al respecto: su única llegada del segundo tiempo fue el golazo de Díaz, a los 18.

Lo que llegó después de la ventaja fue, otra vez, un padecimiento para Boca. Los jujeños fueron con todo lo que tenían. Primero, buscando por afuera. Después, apostando por un enganche (Javier García, quien ingresó por Fabio Pieters). Siempre, con todo el fervor que llegaba desde el contorno. Pero no pudo. Porque —invariablemente— Bobadilla o Díaz lo impedían, mientras se agigantaban. Y así, con ellos como sostenes, Boca se terminó abrazando a un triunfo que lo pone en la antesala de otra consagración. A pesar de todo…

 

 

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