MONTERREY, N.L. El flaco de Ubeda encabezó una multitudinaria bohemia en la que salieron a relucir los recuerdos de amores de un rato, de pasiones encendidas.
La cita fue en la Arena Monterrey, los asistentes 8 mil 400, según cifra oficial, que durante dos horas disfrutaron del arte del intérprete hispano.
Sabina tiene el don de convertir las poesías en canción, de hurgar en los sentimientos y los corazones y precisamente eso fue lo que hizo con los regiomontanos.
“Aves de Paso” fue el tema con el que el intérprete arrancó su travesía cuando el reloj marcaba las 21:20 horas.
Con un poco más de peso, más edad, pero conservando su estilo desenfadado, así reapareció Joaquín frente a su público de Monterrey, que lo había extrañado por años.
Con guitarra en mano, su infaltable sombrero de bombín, un traje gris y playera negra con rojo, el músico llegó hasta el centro del escenario.
Cuatro músicos y una corista, que se estrenó en esta plaza, como parte del equipo del artista, lo acompañaron en escena.
Desde la primera canción los sentimientos de la audiencia comenzaron a aflorar unos le gritaban “Sabina te amo”, mientras que otros preferían seguir la letra de sus canciones y simplemente vagar por las emociones.
“Ahora que Estoy más Vivo que lo que Estoy” fue el segundo corte de la noche. Sabina tomó un bastón con el que golpeó el piso, como haciendo énfasis en un “aquí estoy”, luego de que hace tiempo estuvo gravemente enfermo.
“Buenas noches Monterrey, buenas noches Nuevo León… hacía tanto que no había estado por acá. No es un concierto más porque me he acordado de todo lo bueno que me pasó aquí, algunas cosas tan buenas que mi mamá no me deja contarles”, dijo Joaquín a manera de saludo.
Luego presentó a Helen Quiroga, su corista, quien afirmó tiene poco de haberse integrado a su equipo y en un día y medio se aprendió las canciones del repertorio.
Un telón con la imagen del legendario Titanic fue la sencilla escenografía del concierto, que forma parte de la gira Ultramarina, que actualmente realiza el artista.
“Mentiras Piadosas” fue la primera canción que impulsó como un resorte al público de sus asientos. El ambiente entró en tanto calor que Joaquín hasta se despojó de su saco.
LAMENTA MUERTE DE ‘EL GALLO’
Joaquín nunca ha tenido miedo a hablar, ni a mostrar su inconformidad, por eso no tuvo empacho en lamentar la muerte de Valentín Elizalde.
“Es una gran desgracia y una enorme tragedia que halla tantas armas en tantos sitios; también en México y que una se dedique a disparar a un Elizalde a un Gallo de Oro”, pronunció.
Luego de esto, vino una de las canciones más coreadas y esperadas de la noche: “Por el Bulevar de Los Sueños Rotos”.
El inexorable paso del tiempo y la enfermedad que tuvo a Sabina al borde de la muerte, ya no le permiten lucir como en sus años mozos, sin embargo, sigue despertando pasiones.
Una mujer le aventó un sostén que él graciosamente se colocó en la cabeza, antes de dejar el escenario a sus socios musicales, que se encargaron de cantar “Marylin Monroe”.
“Y Sin Embargo” en la voz de Helen Quiroga y el propio Joaquín, protagonizó uno de los momentos más álgidos del concierto; luego la nostalgia vino de la mano de “Calle Melancolía”.
El público en todo momento adoró prácticamente a Sabina, a quien le gritaban frases como “maestro” y “te amo, flaco”.
“El coño, las pestañas, las pupilas… el coxis, la oreja, la dentadura, las encías, el pubis, los talones, el clítoris, el alma, esa es mi patria, alrededor no hay nada”, comentó Sabina, antes de cantar “Ruido”.
En algunas ocasiones el intérprete tocaba la guitarra en otras un pandero, pero a lo largo de toda la velada compartió sus canciones y su esencia.
“El Pirata Cojo”, que puso a toda la Arena Monterrey a bailar, constituyó la despedida a las 23:23 horas.
“Gracias Monterrey y buenas noches”, intentó ser el adiós, sin embargo, 8 mil 400 gargantas convertidas en una sola gritando “Sabina, Sabina” no dejaron ir tan fácilmente al flaco.
Cuando Antonio García Diego, el guitarrista y el resto de los músicos reaparecieron para entonar “A la Orilla de la Chimenea” las esperanzas de más de Joaquín, se convirtieron en realidad.
“Llueve sobre Mojado” marcó su retorno al escenario, después le siguió “Princesa” y “19 Días, 500 Noches”.
“Noche de Bodas”, a la que ligó “Y nos Dieron las 10” ahora sí enmarcaron el adiós.
Y ya no hubo más, porque antes de que el músico saliera de escena, encendieron las luces del inmueble, sin embargo, él todavía permaneció unos minutos saludando a la gente de la primera fila.
Y LE DIERON UN DIEZ
* Los 8 mil 400 fanáticos que acudieron a ver a Sabina estaban más que emocionados con el reencuentro con el Flaco de Ubeda.
* Le demostraron su cariño obsequiándole flores y libros.
* Una mujer le arrojó un sostén.
* En la primera fila se mostró tres veces una pancarta que pedía la renuncia de Ulises Ruiz (Gobernador de Oaxaca).
* Los músicos y la corista fueron parte esencial del show.
* Helena Quiroga, la corista, presentó tres cambios de vestuario y emocionó al público cuando cantó con Sabina “Y Sin Embargo”.
* Antonio García Diego entonó “A la Orilla de la Chimenea”.
* Panchito Varona el tema “Como un Dolor de Muelas”, que aclaró compuso con el Subcomandante Marcos.