Ciencia PREDICCIONES PARA LA ARGENTINA
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en diciembre 3, 2006
Una sociedad más vieja, femenina y con una nueva economía
Mario Bunge (Físico, filósofo y epistemólogo): «La Argentina invierte menos del 0,3% de su PBI en investigación básica. Sin un cambio radical, se quedará estancada.
Flavia Terigi (Lic. en Ciencias de la Educación): «La escuela tendrá que abandonar su base disciplinar del siglo XIX. La gente aprenderá en muchos más lugares: no sólo en la escuela.
Gregorio Klimovsky (Filósofo y profesor emérito de la UBA): «La marcha misma de la civilización contemporánea obligará al país a ponerse al día. Lo veo inevitable.»La inversión en educación y en investigación científica, tanto pública como privada, aparecen como dos de los principales predictores de la posición de la Argentina a mediados del siglo XXI en un contexto global.
En términos demográficos, será una sociedad más vieja y con mayor presencia femenina, al vivir los hombres menos que las mujeres, explica Mabel Ariño, socióloga y profesora de la UBA. La especialista en políticas sociales predice cambios: «Habrá que montar hospitales geriátricos, formar recursos humanos para ellos, pensar en las viviendas, los transportes. Inquieta que esto ocurra en un contexto de heterogeneidad creciente. No sé hasta qué punto las políticas públicas podrán evitar un aumento de los sectores pauperizados».
Las geógrafas Elena Chiozza y Cristina Carballo, investigadoras de la Universidad Nacional de Luján, hablan de una «geografía del hambre». Dicen: «No es fácil imaginar una Argentina futura si se mantienen las condiciones sociales del presente, exportando nuestro bien mas valioso, que son nuestros ciudadanos capacitados».
Hay cambios que llegarán a la rastra de la tendencia global, no por mérito propio. Por ejemplo:
«Cuestiones como las del Riachuelo deberán estar solucionadas. Ya son mal vistas y serán cada vez más políticamente incorrectas», dice Dina Foguelman, doctora en Ecología. La co-autora de «Memoria verde» augura un empeoramiento en la erosión del suelo, pérdida de biodiversidad y de selvas hoy consideradas libres de mejoras. «Así y todo veo grandes capitales, como el turismo. Somos muy ricos en naturaleza, por poco que la cuidemos. Y también nos distingue el carácter pacifista de nuestro país».
Instituciones como la escuela, o prácticas como la participación pública serán redefinidas con el uso de nuevas tecnologías.
Dice Flavia Terigi, licenciada en Ciencias de la Educación, profesora de la UBA: «La escuela, que reposa sobre la idea de presencialidad, vivirá profundas transformaciones. No hará falta la simultaneidad en tiempo y espacio para que se produzca el aprendizaje. Tendrá que cambiar la relación de los docentes con la cultura. Ahora transmiten un saber que no producen y el saber que sí producen, el de la enseñanza, no es visto como un saber. También se reorganizarán los campos del saber, hoy compartimentados y clasificados como a fines del siglo XIX».
De la participación dice Juan Manuel Abal Medina, doctor en Ciencia Política y subsecretario de la Gestión Pública: «Me imagino instancias de democracia directa o semidirecta. Con gobierno electrónico, con ámbitos de discusiones virtuales. Una política no tan mediada por partidos».
Lino Barañao, doctor en Ciencias Químicas y presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, predice una nueva economía. «No basada en el modelo agroexportador, sino en la producción de bienes y servicios que dependan del conocimiento. Eso dará soluciones de alto nivel en ciencias biomédicas, en biotecnología. La nueva economía traccionará la calidad del sistema educativo universitario». Diego Golombek, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet, está en esa línea al augurar: «Las grandes universidades se transformarán en núcleos pequeños, más cientificistas, más tecnológicos».
Barañao dice que ese pasaje ya está sucediendo, allí donde Mario Bunge, filósofo, ve estancamiento. «Argentina invierte en investigación básica una décima parte de lo que dedican a eso países avanzados. Tiene que haber producción original, de lo cual en Argentina hay muy poco. A no ser que cambie la línea de gobierno, Argentina ni siquiera llegará al siglo XXI».
Una técnica para implantar «recuerdos falsos»
Elizabeth Loftus, una de las psicólogas más reconocidas de EE.UU., ya consiguió probar que se pueden «implantar» recuerdos falsos en las personas. Ahora, va por más. Dice que en los próximos 50 años se sabrá con detalles cómo crear memorias falsas. Por ejemplo, con la hipnosis, Loftus le hizo creer a voluntarios que habían visto al conejo Bugs Bunny en Disneylandia. Nada más falso: el conejo es un personaje de la Warner Bros y nunca se lo exhibió en Disneylandia. Por el mismo método, también hubo gente que aceptó que había besado a ranas. «Saberlo nos ayudará a defendernos contra esa técnica, aunque algunos recuerdos falsos pueden ser beneficiosos», le dijo a Clarín.
Loftus hizo un experimento con estudiantes que creyeron que habían estado enfermos cuando eran niños por comer un helado de frutillas. «Hay gente que puede tener falsos recuerdos sobre enfermedades provocadas por comidas con grasas. Estos recuerdos, aunque sean falsos, pueden hacer que las personas eviten esas comidas. De manera que esta técnica podría ser buena para combatir el problema de la obesidad en el mundo».
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