Fito páez A punto de desembarcar en Mendoza (toca el martes), el rosarino habla del estado de la música argentina, de su nuevo disco y de su película.
Inspirado heredero de los fundadores del rock argentino y, a esta altura, referente de una música argentina que esquiva los encasillamientos por género y estilo, Fito Páez, quien se presentará el martes a la noche en el auditorio Ángel Bustelo, confesó su preocupación porque “en los ’90 se cortó la fábrica de inventores de música argentina”.
“Siempre tengo la escondida sensación de que la música popular argentina es un tesoro mundial, un norte; pero es evidente que en los ’90 se hizo una brecha y se detuvo la máquina de generar talento cancionístico en el país”, afirmó el músico.
El artista nacido hace 43 años en Rosario reflexionó que “algo pasó allí que no había pasado nunca, pero no quiero opinar al pedo culpando al menemismo, porque al final todos los pueblos tenemos los gobernantes que nos merecemos”.
Frente a este panorama, el creador indicó: “Otra gente va a decir que estamos en la democracia de la música y que todos nosotros somos unos dinosaurios narcisistas, pero no creo eso. Yo le sigo dando valor a alguien encerrado en una habitación escribiendo un texto y haciendo una música”.
Desde una perspectiva histórico-ideológica, consignó: “Me parece extraña esta música que nos quieren vender como popular en la actualidad, que no se sabe qué anclaje tiene y que de algún modo pone en cuestión la continuidad de una tradición que no debiéramos permitir que se borre de un plumazo”.
En nombre de ese legado, resaltó que el presente mediático del rock argentino “es muy positivo porque exhibe 40 años de una música maravillosa”.
“Un punto de vista interesante para pensar eso –advirtió– es La Mega, que es una radio que se dedica a poner en el aire algo que cuando se piense en la música del mundo no va a poder pasarse por alto, es un bloque que va a tener que fumarse”.
A Fito no le preocupa que esa emisora haya surgido de un estudio de marketing y sea parte de un grupo comunicacional creado por el empresario Daniel Hadad, porque, consideró, “lo importante es el efecto y no quién haya puesto en marcha esa idea, el ‘quién es’ dentro de 200 años no tendrá ningún interés y sí lo seguirá teniendo la música como expresión de una época”.
De esa oferta estética, escogió sin titubeos a “Nebbia, Spinetta y García, que son pilares inamovibles por sus obras majestuosas, y eso es muy refrescante para todos los jóvenes y ojalá no se los pierdan, porque si no, no van a ir a ningún lado”.
Capaz de ejemplificar y fundamentar esa admiración, apuntó: “De Charly escucho Cuando ya me empiece a quedar solo y se toca directo con el tango, porque lo podría haber armonizado Salgán. Y pienso en Luis Alberto y me parece que Naranjo en flor podría haber sido un texto de él, si es que también escuchamos Los libros de la buena memoria. Y Litto es totalmente gardeliano cuando canta esas melodías tan hermosas”.
“Entonces –redondeó– es real que los tipos tienen contacto con una historia centenaria que es la música popular argentina, y yo me siento ahí, como un flaco que ve todo eso, que entiende todo eso, que lo disfruta y que aparte balbucea sus cosas”.
Fito, el director
A punto de iniciar el tramo argentino de la presentación de su último disco, El mundo cabe en una canción, y con fecha de estreno para abril de su segundo filme, ¿De quién es el portaligas?, Fito Páez comparó las dos artes que abraza y sostuvo: “Mientras con la música tengo una relación instantánea, el cine me hace pensar más”.
“El cine me obliga a pensar en el tiempo, es una máquina de pensar el tiempo; pero con la música pienso menos e inmediatamente encuentro las filiaciones”, reflexionó Páez .
El artista rosarino concedió: “Por ahí percibo más las diferencias porque en el cine soy más nuevo, pero también es cierto que la cámara capta cada gesto, cada palabra, y es un lenguaje muy fuerte que tiene más de 100 años”.
Complicado ante la asumida obligación de musicalizar su propio largometraje –“la verdad es que estoy sufriendo como un perro”, deslizó–, Fito dijo: “Estoy disfrutando mucho de esta película y confirmé que tiene un espíritu muy distinto a Vidas privadas, con una escritura que hice encerrado en un hotel en Río y que fue compulsiva, vomitiva casi, muy simpática y que, por suerte, se trasladó al rodaje”.
“A la película la quiero estrenar en el cine El Cairo, de Rosario, para que hagamos una fiesta en el bar que está al lado y podamos fumar allí adentro como signo de protesta también”, enumeró como promesa.
La canción mundial, en gira
En espera de ese nuevo paso cinematográfico y feliz por “estar haciendo muchas cosas y, a la vez, haciendo foco”, el creador no ocultó su entusiasmo por el inicio del tour en el que mostrará su flamante placa y que lo trae a Mendoza esta semana.
“Cuando te venís viejo –describió– hay cosas que ya sabés que están buenas, y no concibo a nadie en el mundo que pueda decir ‘no quiero irme de gira’, porque es una de las cosas más hermosas que te pasan”.
Capaz de describir el momento de salir a escena, narró: “Se apagan las luces, te ponen los focos ahí, una parte del universo por un momento se detiene en la puta mierda que te pasa a vos y mejor que estés a la altura de los acontecimientos, porque hay muchas vidas allí que están prestando atención y mejor que dejes afuera toda la vanidad y te concentres en ofrecer algo hermoso”.
“Esa –se explayó en subrayada primera persona– es un poco la tarea que elegí, no la que me dieron, y la elegí porque es muy linda, gratifica mucho y porque tengo la sensación de que la gente que va a un concierto mío no sale igual que como entra, y eso está buenísimo”.
La banda de Fito
En la continuidad de los shows de El mundo cabe en una canción, que comparte con Paul Dourge (bajo), Gonzalo Aloras (teclados, guitarras y coros), Vandera (teclados, guitarras y coros) y Diego Arcaute (batería), las fechas siguientes serán en en el Anfiteatro de Rosario (el 9).
Estos recitales en el país amplían un recorrido que se inició en noviembre con dos fechas en Caracas y otras dos en Santiago de Chile, y que también pasó por las ciudades mexicanas del DF y Guadalajara.
El encuentro en vivo de los nuevos temas de Fito con el público porteño recién sucederá a principios de marzo en el estadio Luna Park, porque, avisó, “a Buenos Aires ya no la noto tan mía y por eso ya no es un lugar de estreno”.
“Si bien sigue siendo un laboratorio fascinante, a la ciudad la veo extraña, impersonalizada. Con mucho (Juan Carlos) Blumberg, mucho (Ricardo) Arjona y mucho turismo”, opinó.


