EL AÑO DE LA VIOLENCIA
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en diciembre 26, 2006
2006 ganó la violencia
El balance es negro. Hubo 5 muertos en partidos de distintas categorías. Y se suspendieron 33 partidos, la cifra más alta de los últimos 7 años. Además, las barras bravas se consolidaron.
UNA POSTAL. Las fuerzas policiales enfrentando a los hinchas.
BORRACHOS EN ACCION. La barra de River protagonizó un episodio bochornoso en Asunción del Paraguay, al enfrentarse a la Policía.
2006 será recordado como el año en que los violentos ganaron la pelea por nocaut. Y no se trata únicamente del ya de por sí grave dato de que los desmanes provocados alrededor del fútbol hayan causado cinco muerte. 2006 fue el año de la violencia simplemente porque el tema formó parte de la agenda de los medios casi todos los días.
Por h o por b, la violencia fue fue el eje sobre el que giró el fútbol argentino, muy especialmente en el segundo semestre. Los dirigentes políticos y deportivos jugaron un rol fundamental para que la violencia se institucionalizara y terminara de penetrar en las estructuras del fútbol como una daga en un corazón.
Se trata de un problema de raíz que, en tanto perdure, seguirá manteniendo a la lucha contra la violencia en el terreno de las proclamas vagas. Por más que los dirigentes pontifiquen en público que con los violentos hay que ir a fondo, varios esconden debajo de la alfombra su oscura connivencia con los barrabravas.
Un caso paradigmático de la responsabilidad dirigencial es el de Juan José Muñoz Muñoz. El polémico presidente de Gimnasia La Plata se metió en el vestuario de Daniel Giménez en el partido ante Boca, lo que llevó al árbitro a suspender el partido y denunciar amenazas. Después, cuando el partido iba a completarse, La 22, fuerza de choque de Muñoz, apretó a sus jugadores, con armas de fuego incluidas, para que fueran a menos. Por el primer episodio, que merecía una sanción ejemplificadora, la AFA lo ¿castigó? con apenas seis meses de suspensión como integrante del Comité Ejecutivo. En un fútbol más serio, Muñoz hubiera sido expulsado de la AFA.
Las amenazas de los barras de Gimnasia a sus jugadores representaron, acaso, el mayor ejemplo de la impunidad de que gozan los violentos. Presionados por los propios barras y los dirigentes del club, las presuntas víctimas negaron la apretada ante el fiscal interviniente; la causa está poco menos que caída.
Tal vez paradójicamente, fue un año en el que desde los más altos sectores políticos bajaron un par de señales fuertes contra los violentos. El ejemplo más rotundo fue la inédita medida adoptada por el gobierno bonaerense el 20 de octubre. El ministro de Seguridad, León Arslanian, forzó la suspensión de Racing-Boca al resolver no prestar servicio policial para el clásico, después de que el juez Raúl Calvente resolvió permitirles ir al Cilindro a Rafael Di Zeo y otros siete cabecillas de La Doce.
Un mes más tarde, Julio Grondona tuvo que pedir una reunión con el Gobierno, desbordado por las críticas a su decisión de permitir entrar a las canchas sólo a socios y abonados a plateas. El presidente de la AFA fue recibido por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien le prometió apoyo siempre que la AFA dejara de hacerse la distraída a la hora de aplicar la quita de puntos que establece su reglamento.
En efecto, después la AFA castigó a Racing dando por finalizado el clásico que Independiente le ganaba 2 a 0 cuando hinchas de la Academia protagonizaron serios disturbios que obligaron a suspenderlo. ¿Por qué se dice que Racing fue castigado? Porque en el Apertura hubo otros dos partidos suspendidos (Godoy Cruz-Arsenal y Colón-Vélez) y ambos continuaron. Lo mismo ocurrió en la B Nacional con Olimpo-Ferro, que prosiguió pese a que fue suspendido por una agresión de un hincha local al jugador Vicente Monje.
A diferencia de años anteriores, los torneos de verano transcurrieron en paz. Pero el 2 de febrero, en la revancha del Repechaje de la Libertadores entre River y Oriente Petrolero, Los Borrachos del Tablón protagonizaron su primer escándalo internacional de una saga que durante 2006 tendría otros capítulos salientes. En Santa Cruz de la Sierra, la barra de River reaccionó con furia ante las piedras que le tiraron hinchas bolivianos y desató una batalla campal en la tribuna.
Diecisiete días más tarde, los problemas se trasladaron a Santa Fe. Una imagen televisiva de aquella tarde todavía causa escozor: la de Gastón Mendoza, un barra de Colón de 23 años que estaba prófugo de la Justicia por un homicidio ocurrido el día anterior, intentaba apuñalar a otro hincha de su mismo equipo. Mendoza hirió a una persona y la barra intentó encubrirlo, pero fue detenido y procesado por tentativa de homicidio. Fue antes del inicio de Colón-River, por la quinta fecha del Clausura.
Pero el enfrentamiento entre barras más violento del año tuvo lugar en el peaje de General Lagos, el 9 de abril. Allí, a la vera de la ruta 9, chocaron hinchas de Boca y Rosario Central (el sector de Los Pillines). Unos 250 barras se enfrentaron con armas de fuego, armas blancas y piedrazos. Hubo siete heridos de bala, dos de ellos de gravedad, y 123 detenidos, de los cuales quedó un solo imputado: Fabián Córdoba, miembro de La Doce.
El segundo episodio que involucró a Los Borrachos del Tablón tocó de cerca a la dirigencia que encabeza José María Aguilar. 42 integrantes de la barra viajaron a Alemania tras un frugal desayuno en la confitería del Monumental. Cualquier parecido con una despedida oficial es pura coincidencia. En Alemania, 30 de ellos fueron demorados en Francfort por no respetar sus lugares en el partido ante Holanda.
Los Borrachos volvieron a sus andanzas el 18 de julio en Asunción, donde se enfrentaron duramente con la policía; dos hinchas terminaron heridos y debieron ser operados por el médico del plantel, Luis Seveso, en el lobby del hotel de la delegación.
La cuarta intervención escandalosa de Los Borrachos ocurrió el 20 de agosto: luego de la derrota 3-1 ante Racing en Avellaneda, unos 50 miembros de la barra le tajearon los neumáticos a 17 autos de los jugadores, dirigentes y cuerpo técnico.
A los pocos días el ministro del Interior, Aníbal Fernández, recibió a Aguilar y al titular de San Lorenzo, Rafael Savino (barras de ese club habían amenazado a jugadores tras la goleada ante Boca); luego mantuvo reuniones con otros dirigentes y en octubre anunció: «Antes de fin de año vamos a presentar un proyecto de ley en el Congreso (que permita que) el juez impida que los violentos vuelvan a entra a una cancha». A cinco días del final del año, no hay la mínima señal de que el proyecto esté listo.
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