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El director récord: lleva 41 años al frente de una primaria pública

Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en diciembre 26, 2006

RUBEN MIRANDA, UN CASO UNICO EN LA ENSEÑANZA DE LA CAPITAL FEDERAL

A los 71, piensa seguir «un par de años más» en su escuela de Barrio Norte.

DE PIE. Aplausos durante el homenaje por sus 50 años en la docencia Mamá Catina, maestra de alma allá en el Sur, seguía dando clases aun embarazada. El hombre apuesta a que ya desde su vientre escuchaba campanadas y voces niñas en murmullo de recreo. «Estaba predestinado«, convence Rubén José Miranda Limina, el director récord de la educación pública de la Capital Federal: lleva 41 años al frente de la escuela Juan Larrea, la número 2 del distrito escolar 2º (ver En números…). En 2006, además, cumplió las Bodas de Oro en la docencia. Vigencia prodigiosa a los 71 la de este vecino de Haedo que se levanta a las 5.30, toma el tren hasta Once y sube al 188, que lo deposita «acá en la esquina» del edificio de Laprida 1235, en Barrio Norte. Se irá a las 18, con otra horita de viaje por delante.

Chubutense de Trelew, casado, un hijo, está para el Guinness pero no se cansa. Las aulas y el despacho de la Dirección son su lugar en el mundo. El desafío se recicla porque, dice, «en la escuela ningún día es igual al otro«.

Ya lo sabía Miranda cuando vino a Buenos Aires en 1956 para estudiar Arquitectura, carrera que interrumpió en cuarto año, cuando lo absorbió la jornada completa escolar. Con diploma de maestro bajo el brazo, paralelamente a la cursada en la facultad enseñaba en primarias. Al principio en la 20 Carlos María Biedma, luego en la 18 Yapeyú, ambas del distrito 9º, y desde 1965 en la Juan Larrea, de donde nunca se fue: «Fui maestro de grado solamente por cuatro años. A esta escuela llegué cuando ya era vicedirector. Al poco tiempo al director lo designaron secretario técnico y quedé a cargo. Mi papá, Esteban, había dirigido un colegio en Chubut. A los 30 años, yo seguí su camino».

El jueves 7 de diciembre lo homenajearon en la escuela por sus 50 años en la enseñanza. Miranda evocó aquellos inicios ante los alumnos del siglo XXI, los ex alumnos, padres de ayer y de hoy, y maestros de diferentes camadas. Combo generacional de vida y de vidas que incluye casos de padres e hijos que estudiaron en el colegio por él timoneado. Cambia, todo cambia… pero no tanto. Una muestra: al día siguiente de la entrevista con Clarín, Miranda debía encabezar el acto de despedida a los egresados, para él todo un sacudón. «Vi irse a más de 2.000 alumnos, pero cada ceremonia me mueve como hace cuatro décadas.»

A Miranda le alcanza con levantar la mano para que se haga silencio en el patio. En los grados superiores, entra en el aula y lo saludan con un reverencial buenos días, señor que él no impuso. Inculca el valor de la disciplina sin amalgamarla con la rigidez. Muy por el contrario, sostiene que hay que darles la palabra a los chicos. «Los adultos suelen ver las cosas de chicos como insignificantes, pero para ellos esas cosas son un universo. Yo los escucho. Nunca tomo una decisión que los involucre a través de conversaciones con los padres. El alumno tiene que estar presente en ese momento».

Acaso porque se reconoce renuente a cambiar de ambiente, Miranda echó raíces en la escuela Juan Larrea. «Muchos me han dicho durante todos estos años que pidiera el traslado a un colegio más cercano a mi casa de Haedo. A mí nunca se me cruzó por la cabeza».

Cada día del ciclo lectivo, Miranda es el último en irse de la escuela. Mientras quede un solo alumno, él estará . ¿Hasta cuándo? «Un par de años más», proyecta en voz alta. Oídos indiscretos han escuchado esto mismo otras veces y, sin embargo, el plazo fijo siempre se renovó. La simbiosis entre Rubén Miranda y su lugar en el mundo parece no tener fecha de vencimiento.

Apuntes de un ex alumno

Sonaba siempre amplificada la voz del director. Como si las rugosas paredes del patio obraran de caja de resonancia. Era una voz diáfana, apuntalada por la dicción certera. Cada vez que surgía un desborde durante el recreo, la admonición arrancaba con un pedido: «Tengan la amabilidad de…» Y entonces cientos de chicos entendían —entendíamos— por qué estaban en falta. Lo que venía a continuación no era advertencia ni amenaza; era explicación y reflexión. Rubén Miranda sabía hacerse oír sin imponer poder: le bastaba con la razón.

Este periodista fue alumno del Juan Larrea en la primera mitad de los 70, cuando aún no era un colegio mixto. Han pasado algo más de tres décadas. Increíble: Miranda sigue siendo el director. Igual de increíble: en el patio, la voz sigue sonando amplificada.

Semanas atrás, durante un acto por su medio siglo en la docencia, la escuela se llenó del ayer y del hoy en un inagotable rescate de raíces. Se lo veía a Miranda con la estampa de antes y uno podía jurar que seguía siendo alumno.

Miranda fue y es la única representación posible de un director de escuela para quienes estudiamos en las aulas de Laprida al 1200. La diferencia con los demás colegios incluye un privilegio: no es sólo el recuerdo que la memoria selectiva procura adornar; sucede —y no hay otro caso en la educación pública porteña— que el director todavía está.

Pregunta Miranda por sus familias a ex alumnos que han doblado el codo de los treinta o los cuarenta. Y no queda más que el asombro cuando descorcha el dato exacto sobre la vida de hermanos y padres. No se olvida, por ejemplo, de aquel 7º A de 1974, cuya lista le recita el cronista sin repetir y sin soplar: Aisenberg, Alvarez, Beraldo, Berlingieri, Calle, Conde, Chaila, Eymann, Fumiere, Gagliardi, Laplacette, Laquidain, Leiderman, López Sáenz, Maci, Martínez Córdoba, Mastrorilli, Montesanto, Morgan, Muir, Ortega, Oxer, Peses, Petrone, Schusterman, Sijovich, Silva, Telez, Tiviroli, Urta, Valladares, Watman y Zalazar. Se acuerda de ellos Miranda. Nada se le escapa.

Le cuesta precisar qué fue lo mejor que le pasó en el Juan Larrea. Piensa dos, diez, quince segundos, y condensa: «En la escuela, todos los días pasan cosas hermosas y problemáticas«.

Una nueva lección del director. Tengan la amabilidad de copiarlo en el pizarrón

En números

El récord de Miranda abarca todos los niveles de la educación pública porteña, según datos oficiales. En el país —revela el Censo de Docentes 2004— apenas 109 directores, de un total de 45.000, podrían estar en una situación similar de vigencia.

9 respuestas hasta “El director récord: lleva 41 años al frente de una primaria pública”

  1. Hola, soy un ex alumno del Juan Larrea (1970-1974) y me ha sorprendido muy gratamente ver otra vez al Sr Director, y que ahi sigue…Me he emocionado al ver nombres que recuerdo.Me marché de Argentina en 1978 y desde entonces vivo en España.Me encantaría saber de mi ex-compañeros.
    SALUDOS SERGIO 🙂

  2. micaela said

    hola soy una una ex alumna d miranda enrralidad me acabo d egrsar estoy aputo d empesar la secuandaria y lo q nunca me voy a olviadar va a ser su imagen d respeto q generaba ante todos los alumnos d como solo levantar la mano todo el patio entero se qdaba callado d comose acaordava el nombre d cada uno d los alumnos
    saludos mikaelaa

  3. nadia kiriyk said

    Hola,soy una ex alummna de la escuela Juan Larrea, estuve durante mis tres primeros años de educacion primaria (1991-1993) puesto que al acabar el 93 me marche a vivir a Mar del Plata. la verdad es que de esos años que he pasado en dicha institucion tengo un grato recuerdo… ahora vivo en España,desde hace casi siete años y me gustaria saber de mis ex compañeros.

    besos a todos!!!

  4. heimis dayana perez said

    hola soy day y kede sorprendid con lo k lei de juan larrea yo ahora empieso 7° en este año -de 2008 y vengo de la gregoria perez we besos y chau

  5. nicolas arce said

    buenas…yo egrese en el 2000…y luago me mude a avellaneda Y NUNCA ME OLVIDE NI DEL colegio ni de los exelentes maestros pero maestros que tuve como maria cristina
    como estela como marta…nora en gimnasia…marta en coro…todos…

    trabajo en capital y cada ves que puedo me pego una vuelta y charlo un poco con miranda…le hace muy bien que lo visiten sus ex-alumnosss…

    byeee

  6. Victoria said

    Esta nota yo la había leído en el diario hace muucho, cuando incluso yo segíua siendo alumna del Juan Larrea. Aunque pasó poco tiempo desde que me egrese.. a veces vuelvo como ex alumna a saludar a las que fueron profesoras mias durante el 1998/2005.
    Y la ultima vez que fui (hace poquito) me senti muy grande, porque para mi cuando estudiaba ahi.., era todo demasiado graande, y yo me sentia chiquita, y ahora que fui con otro papel..sentia los escalones mas chicos., el patio mas chico, el gimnasio y el comedor tambien..
    pero crreo que eso me va a seguir pasando ç, mientras siga yendo a visitarlo de vez encuando.
    Inolvidables los noviembres musicales con Marta.
    inolvidables mis almuerzos ahi. y los recreos jugando de arco a arco al poli ladron. y inolvidables los profesores
    y el nivel del colegio..

    Gracias por hacer que mi valero sirva muchisimo para la secundaria (Mariano Acosta)

    Saludos Victoria.

  7. mariano said

    Concurrí al Juan Larrea bajo la dirección de Miranda desde 1983 a 1990, y me pone muy contento saber q una persona como el director miranda siga al frente de mi ex primario =), siempre fue tan capaz y dedicado, con su trabajo, que se merece toda la buena fortuna q depare la vida.Un saludo para el y mis ex compañeros.

  8. Vik said

    Siempre recordare su frase:»Con una mano nos limpiamos las caquitas y con la otra abrimos la canilla, porque sino, la canilla se llena de caquitas». Lo decia con tan soberano respeto a las heces, que inducia a la risa!

    Es un hombre tan absurdo y ridiculo…

    A todos nos encantaba la riquisima comida del comedor (ironia), y el frio que pasabamos, mientras el comia en cajilla de plata viendo a Marta Legrand, si si si, tenia una foto con ella y todo, en un marco de plata, encima del mueble.

    En fin, espero que algun dia le diga alguien a la cara, lo terriblemente mala persona que fue, mal director y sobre todo sorete humano.

    Muchas gracias.

    Una EX alumna.

    GRACIAS MIRANDA, NO TE VAMOS A OLVIDAR NUNCA.

  9. Vik said

    Nunca olvidare el dia que se cayo el techo del gimnasio, cuando salio una cucaracha del arroz, la competicion de saltos con las albondigas de plastico, las paneras sucias, las herramientas oxidadas del aula de plastica, a los locos de sus profesores, Como nos estironeaba , zarandeaba de la ropa. Nos gritaba, a vecess se ponia tan rojo, que parecia de la pelicula de los tomates asesinos.

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