LOS DESNUDOS DE LAS FAMOSAS EN MAR DEL PLATA , por Hernán Firpo
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en enero 13, 2007
Una cuestión de piel
El viejo truco del cuerpo como Dios lo trajo al mundo gana fuerza cada verano. Tres actrices los exhiben y dicen lo suyo. Mónica Ayos se divierte con el asunto y gusta definirse como artista integral. Carmen Barbieri se sorprende de mostrar más ahora que a los 20 años. Y Andrea Frigerio reconoce que está en tren de descubrir la libertad. También habla el productor de dos de las obras.
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Carmen Barbieri
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Andrea Frigerio
Mónica Ayos
Siete de cada diez hombres admiten que «no les resulta indiferente» el desnudo de Mónica Ayos. Cuatro de cada diez directamente van a ver la obra «por el desnudo». La breve estadística «a boca de urna» en la puerta del teatro, también incluye público femenino, ¿querés saber los resultados? Mónica Ayos se ríe: «Siempre tuve buena onda entre las chicas. No me ven como una rival», desvía el reflector, mezclando oficio e ingenuidad.
La actriz de Doña Flor y sus dos maridos, así como Carmen Barbieri (Irresistible, otra historia de humor) y Andrea Frigerio (Mamá original) protagonizan más que tres obras de la cartelera marplatense. Alrededor de sus siluetas se montó una ingeniería que proyecta un consumo teatral con fines tan artísticos como lascivos. Dicen que las operaciones marketineras no suelen fundarse en nada honesto: estamos aquí para desentrañar —tras un arduo trabajo de campo— cuánto hay de cárnico en estas promesas de marquesina ondulante.
Noche de viernes y encuestita en un teatro de Luro al 2300. Aquí se presenta Doña Flor…. La fila que llega a la esquina es un somero recorte de la Bristol que incluye chicos de cinco años —¡Vení para acá Manuel!; portate bien o no te traigo más— y jubilados con título de abuelo, porque cuando estamos de vacaciones, dice Mercedes Durán, vamos juntos a todos lados. Los Durán sacaron cinco entradas. Mercedes: «Mi marido tendrá a la Ayos, pero yo vine por Miguel Habud: me dijeron que se pasa toda la obra como Dios lo trajo al mundo». Adentro, en un camarín, Mónica Ayos no se quiere hacer cargo de las expectativas enunciadas en campañas de prensa y tantas notas periodísticas. Toda una profesional, prefiere hablar del libro de Jorge Amado. Suena interesante, Mónica, pero ahora mismo la literatura queda más lejos que Marte, así que mejor hablar de los efectos del desnudo. «Negar que muchos vienen por eso sería una estupidez. De hecho tenemos mucho público adolescente, mucho señor grande. Aquí conjugo a la actriz con el erotismo y quién mejor que yo para este papel».
Habías logrado imponerte en una tira diaria, «Sos mi vida», sin poner énfasis en mostrar la cola. ¿El desnudo puede ser un retroceso?
Yo transo diciendo que tengo un cuerpo para mostrar, porque puedo ser una actriz completa. Vendo entradas por la mujer sexy que fui y por la actriz que soy. Soy una artista integral.
Integral… Suena pretencioso
Soy pretenciosa.
Lograste un status que te permite pasar de «Playboy» a trabajar dirigida por Renán en «Tres de corazones».
Soy un caso extraño: no hay muchas actrices que puedan darse estos lujos y creo que será así hasta que el cuerpo no dé para más.
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Señor, ni se le ocurra estornudar porque entonces se perderá el topless de Carmen Barbieri que, muy por encima de pestañear su promocionado destape, canta, baila, hace imitaciones y da repetidas muestras de un talento y un carisma casi extintos. Sin embargo, surge una pregunta insidiosa: ¿Hay necesidad de sacarle un bretel y obligarla a decir que eso era algo que hacía 20 kilos antes?
«Fue una idea de Reina Reech —directora artística, coreógrafa y vestuarista de Irresistible—. El desnudo es con una transparencia y enseguida me cubro con plumas… ¡Pero me han criticado tanto mis compañeros! Dicen que no estoy en edad, que ya no me da el cuerpo…».
¿Por qué decidiste volver a un rubro tan devaluado como el de la vedette?
Hoy la vedette es una mujer que se desnuda. Antes no era así. Recuerdo que estaba con la cola al aire, con bikini y creo que ahora muestro más que cuando tenía veintipico de años.
¿Qué le dirías a los que vienen para verte semidesnuda?
A esta edad y con esta gordura que yo tengo, eso es lo más divertido y lo menos trabajoso que hago. Pero bueno, sé que algunos están más interesados en mis lolas que en mi tap, mi rock, mis imitaciones, mi sketch…
¿Y no sabían que iba a pasar esto?
Sabés que no. Mi hijo se enteró por la tele, yo no le había dado ninguna importancia.
Por obligaciones del texto o de género, el desnudo es un denominador común a distintas obras.
Es casualidad y en ningún caso me parecen, la verdad, desnudos caprichosos.
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Mamá, la obra de Andrew Bergman (versión de Fernando Masllorens y Federico González Pino) tal vez sea una de las puestas más logradas de la temporada. Aquí encabezan Fabián Gianola (si no hiciera tanta cosa al mismo tiempo, se lo consideraría un muy buen comediante) y Andrea Frigerio. A diferencia de otras piezas, Mamá merecería trascender ciertos orígenes chabacanos que propone el verano para acomodarse, con éxito, en cualquier teatro de la calle Corrientes. Es una comedia sutil que sabe diferenciar humor de comicidad, donde Frigerio se luce hasta hacernos olvidar el momento de y sólo cuando se da el típico desnudo artístico podemos conjeturar que, además de actriz, la Frigerio es una bellísima señora. «El desnudo mío se alimenta porque hay otros desnudos en la temporada. A lo mejor viene gente sólo por eso y se desilusiona. Esta es una comedia donde el atractivo no pasa por ahí».
¿Cuál es la reacción que estás notando en el público?
Es un desnudo muy estético. Imaginate que convocamos a Ricky Pashkus para la coreografía. El ensayo lo hicimos vestidos y cuando vino el estreno fue gracioso. «Mmm, ahí viene, ahí viene», le susurré a Fabián. Pero lo que dije no tenía nada que ver con lo que sentía. Para mí era como estar en el baño de casa.
Cuando se preparan este tipo de papeles. ¿uno está más pendiente del texto o del físico?
Cuido el cuerpo. Mucho. Y no sólo lo que se ve. Hago gimnasia, estudio danza, canto. Me tomo muy en serio la profesión.
Fuiste modelo, conductora, actuás. Es difícil ponerte en caja.
Soy muy ecléctica. Tengo la suerte de que me ofrecen distintas cosas. Y me gusta probarme.
¿Por qué decidiste desnudarte por primera vez después de los 40?
Quiero detenerme en este punto. Cuando era modelo ni me animaba a hacer campañas de ropa interior y ahora estoy haciendo una. Era muy pudorosa, pero fui descubriendo la libertad. Y la disfruto.
«Una frutillita en la torta»
Javier Faroni es el productor general de Doña Flor y sus dos maridos y de Mamá. Un tipo obsesivo que no se va a dormir hasta tener el recuento final de entradas. Ex periodista y hombre prolífico de las carteleras de aquí y de allá, ahora está aquí para relativizar lo que quizás ayudó a construir. «El desnudo que hace Mónica (Ayos) lo hizo Ana María Cores hace 20 años y Luisina Brando componía el personaje de Andrea Frigerio. La única diferencia es que con el paso del tiempo, las escenas son un poquito más jugadas. Nada más». A partir de la batalla de los destapes teatrales se dijo que a Frigerio le habían pedido estirar la escena en la que apenas se la ve con una tanga inexistente. ¿Verdad? «No, falso, nada que ver.
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