Catamarca: Doce sitios arqueológicos se abrirán al turismo
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en enero 19, 2007
Guardan muestras del arte de la cultura indígena aguada
SAN FERNANDO DEL VALLE, Catamarca.- Los alemanes llegan, pertrechados con mapas satelitales sofisticadísimos, y, en correcto inglés o rudimentario español, dicen: «Queremos ir allí».
Allí son las cuevas de arte rupestre de la cultura aguada localizadas en La Tunita y La Candelaria, entre los pueblos de Ancasti e Icaño, a 60 kilómetros de esta capital, que serán abiertas al público dentro de un año.
Los extranjeros, que el año último superaron el 20% del turismo receptivo, quieren saber por qué aquella etnia aborigen que existió entre el año 300 y el 950 adoraba al jaguar, al que probablemente le atribuían la representación simbólica del tiempo. A esa cultura, que los españoles identificaron como diaguita, pertenece la única pirámide en suelo argentino, descubierta en Catamarca por el célebre investigador Alberto Rex González en 1998.
Durante este año se hará la puesta en valor de 12 sitios arqueológicos, que incluyen estas cuevas, intangibles por el momento para el turismo masivo. Ello incluye la creación del área de reserva y preservación, la capacitación de guías especializados, la senderización de los lugares y la determinación de la capacidad de carga humana y animal que pueden soportar estos sitios.
El trabajo, dice el director de Turismo de Catamarca, Alejandro de Angelis, «compromete los esfuerzos de la provincia y la municipalidad, porque éstos son sitios extremadamente frágiles y la gente tiene que comprometerse a preservarlos». Para eso hace falta una amplia concientización respecto de esta riqueza extraordinaria.
«Si la cultura ha sido un buen negocio para los europeos, ¿cómo no vamos a generar nosotros un hecho económico con el compromiso de todos?», subraya la secretaria de Turismo provincial, Catalina Krapp, . La pregunta tiene su miga, porque Krapp busca tentar al sector privado en la cruzada cultural, que incluye, entre otros tesoros, las cuevas de petroglifos de Antofagasta de la Sierra, cuyos testimonios se remontan hasta el año 1200 a.C.; las ruinas arqueológicas de Pueblo Perdido, y las minas de piedras preciosas de Belén y Santa María.
En La Tunita y La Candelaria, sobre el cordón montañoso del Ancasti, existe hoy una precaria protección de las cuevas, pero si se conoce el terreno cualquiera puede aventurarse a 1500 metros de altura y depredar estos bienes culturales. «Definiremos cuánta gente podrá visitarlas por día y por temporada. Y habrá lugares intangibles», dice De Angelis.
La cosmogonía aguada aparece simbólicamente representada en la pictografía de ocho cuevas, «en las que el jaguar está pintado en forma estilizada y va de lo figurativo a la completa abstracción», explica el arqueólogo. Es posible que los alucinógenos hayan producido en los indígenas algún tipo de idealización, dijo.
Cuando lo han visto todo, los turistas, en su mayoría sociólogos, historiadores, antropólogos, vulcanógrafos y ávidos por la cultura procedentes de 37 países -según datos de 2006-, se sumergen en la religiosidad popular que incluye desde la devoción casi fanática por la morena Virgen del Valle -cuya popularidad supera a la de la Iglesia Católica- hasta los misachicos, santitos paganos «ungidos» por la propia gente, como el Gauchito Gil, en Corrientes.
«El turismo es un acto de comunicación cultural del que deviene un hecho económico», dice De Angelis. La idea de Krapp es que estos hallazgos, cuya demanda externa es altísima, generen industrias culturales que den empleo a los lugareños. El gobierno planea abrir dos escuelas para capacitar orfebres y tejedores de alfombras artesanales. En un año electoral, que comenzará aquí en marzo próximo, el hecho es clave.
Esta es la segunda provincia del país en cantidad de desocupados, dato inaudito en un distrito que lidera la exportación de minerales, piedras preciosas y aceite de oliva.
Deja una respuesta