Catamarca, la primera prueba para la concertación plural
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en febrero 12, 2007
El gobernador Brizuela, un radical K, buscará la reelección aliado al kirchnerismo.
LANZAMIENTO. Brizuela, en un acto el sábado a la noche
El 11 de marzo se pondrá a prueba en Catamarca la potencia electoral de la concertación plural y los «radicales k», en los primeros comicios a gobernador del año. Eduardo Brizuela del Moral va por su reelección en acuerdo con un sector del kirchnerismo local, el apoyo de los radicales cercanos al Presidente, y con una prima de Ramón Saadi, Lucía Corpacci, como candidata a vice.
Su contrincante será el gremialista Luis Barrionuevo, quien probará suerte por segunda vez como candidato del PJ y de una constelación de partidos pequeños. La jefa de campaña es su esposa, Graciela Camaño, quien suele destacarse en el bloque de los diputados peronistas aliados de Kirchner que conduce José María Díaz Bancalari.
El Presidente aún no se inclinó públicamente —mandó a decir que sería «prescindente»—, pero desde la Casa Rosada se dibujó el escenario que quedó en Catamarca: de un lado un «radical k» en nombre de la «concertación plural», y del otro un sindicalista con mala imagen que fue menemista y duhaldista, ahora aliado con Ramón Saadi.
Fue desde Buenos Aires que se desalentó la conformación de «frente kirchnerista» puro, que tenía serias posibilidades de ganar: en las legislativas de 2005, el kirchnerismo unido había dado la sorpresa, cuando salió primero por encima del oficialismo provincial y del PJ. Ahora, los mismos dirigentes van divididos. El ex cuñado presidencial Armando «Bombón» Mercado —que se quedó con el sello Frente para la Victoria y es la corriente «compromiso k» en Catamarca—, se alió con la UCR. Y los peronistas de la renovación, que llegaron a ganarle una interna a Barrionuevo, ahora están con el PJ. Un tercer sector K quedó sin espacios.
Lo que se ve más claro es que el eventual éxito de un «radical k», en acuerdo con el Frente para la Victoria, será un mensaje envenenado hacia la UCR nacional, que quiere mostrarse como opositora y está aliada a Roberto Lavagna. Sacudiría la interna radical. De paso, el Presidente mostraría un nuevo triunfo sobre las viejas estructuras del PJ.
Brizuela largó con varios cuerpos de ventaja. Tiene buena intención de voto —supera el 40%— y en su lanzamiento de campaña, el sábado, estuvo rodeado de los más importantes referentes de los «radicales k»: entre otros, los gobernadores Julio Cobos (Mendoza) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero).
Sin embargo, también enfrenta sus propios fantasmas: debe revalidar el gobierno del Frente Cívico y Social, que está en el poder desde hace 16 años ininterrumpidos y da muestras de desgaste político. Además, dentro de las filas de UCR salieron a cuestionar su acuerdo con el Frente para la Victoria.
A Barrionuevo, en cambio, las encuestas no lo miman demasiado. Estuvo muy cerca de llegar al Gobierno provincial en 2003 —según reconocen incluso sus opositores—, pero dilapidó su fortuna cuando mandó a quemar las urnas en aquella elección. La Justicia provincial le impedía ser candidato por falta de residencia en la provincia, y un juez hizo quitar las boletas del PJ del cuarto oscuro. No había candidatos peronistas a ningún cargo. La reacción impidió el comicio, que de todos modos estaba lleno de irregularidades. Meses después, Brizuela le ganó a la hermana del gremialista.
En esta segunda oportunidad, Barrionuevo busca tejer acuerdos con otros sectores para mejorar sus posibilidades. Uno de ellos es la Iglesia (ver Un sacerdote…), en un esfuerzo por parecerse a Misiones, donde el sacerdote Joaquín Piña sepultó con votos las pretensiones reeleccionistas de Carlos Rovira. Y dio por tierra con las encuestas previas. De todos modos, ofreció lugares en las listas a laicos de la poderosa Iglesia de Catamarca.
Brizuela va adelante. Pero hay que observar el desempeño de Barrionuevo, que busca capitalizar el desgaste político de 16 años seguidos en el poder. Una campaña que recién empieza.
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