Los Ángeles.- Con Britney Spears aislada de la luz pública en la unidad psiquiátrica de un hospital, queda en manos de un equipo de profesionales revertir su caída aparentemente interminable.



Spears, acompañada por más de una docena de policías, fue trasladada al Centro Médico de la UCLA (Universidad de California en Los Angeles) antes del amanecer del jueves en lo que un agente dijo era un esfuerzo para que la estrella pop de 26 años pudiera «recibir ayuda».
Se trata de su segunda internación de 72 horas en cuatro semanas, aunque su hospitalización previa duró menos de dos días y fue seguida por nuevos episodios extraños, similares a los ocurridos luego de su divorcio, que afectaron su batalla por la custodia de sus hijos, informó la AP.
La ley permite que una persona sea internada involuntariamente en una unidad psiquiátrica por hasta 72 horas si se cree que representa un peligro para sí misma u otros. La madre de Spears, Lynne Spears, fue vista saliendo del hospital psiquiátrico a alrededor de las 5:30 a.m. del jueves. Preguntada si su hija se encontraba bien, respondió: «Sí».
Los médicos pueden mantener a una persona bajo observación ininterrumpida pero no pueden proporcionarle medicamentos sin su autorización a menos que parezca estar en peligro grave, dijo el doctor Bruce Spring, profesor adjunto de psiquiatría clínica de la Universidad del Sur de California.
«La hospitalización no es una carta blanca para tratamiento», dijo Spring, quien no está relacionado con el caso de Spears.
El declive público de Spears comenzó en noviembre del 2006, cuando presentó su solicitud de divorcio de Kevin Federline, el padre de sus hijos Jayden James, de un año, y Sean Preston, de dos.
Ni los abogados de Spears ni los abogados de Federline respondieron de inmediato llamadas en busca de comentarios sobre su hospitalización. La vocera de la cantante se negó a comentar.
No estuvo claro de inmediato quién inició el proceso de hospitalización de Spears. El más reciente esfuerzo por ayudarla se produce al tiempo que varias personas a su alrededor parecen estar compitiendo por influir sobre ella, desde su familia inmediata hasta dos hombres que aparecieron recientemente en su vida.
Uno, Sam Lutfi, se describió a sí mismo como manager de Spears y un «muy buen amigo». Lutfi salió del hospital a las 7:30 p.m. Cuando paparazzi le preguntaron sobre el estado de la artista, respondió: «Está fenomenal, está bien».
A principios de esta semana, la veterana periodista Barbara Walters dijo en el programa «The View» de ABC que Lutfi la había contactado y le dijo que Spears vio a un psiquiatra y que «está empezando algún tipo de tratamiento».
El otro es Adnan Ghalib, un paparazzo que recientemente anunció que es el novio de Spears. Poco después, su esposa solicitó la separación legal del fotógrafo.
Ghalib ha sido visto con Spears de compras, en restaurantes y hasta en la corte durante su batalla por la custodia de sus hijos con Federline. Según se reporta, siguió la caravana de autos al hospital con la madre de Spears.
La estrella llegó en una ambulancia acompañada por el tipo de escolta normalmente reservado para un presidente. Casi una docena de policías en motocicletas, así como otros en patrullas y un par de helicópteros, la guiaron hasta el hospital.
La vocera de la UCLA Roxanne Moster, citando leyes de confidencialidad para los pacientes, se negó a decir si Spears se encontraba en el hospital el jueves.
Por lo general, una persona bajo cuidado psiquiátrico recibe una evaluación física y mental y se somete a pruebas que pueden incluir radiografías y exámenes de sangre. Los doctores también pueden recomendar un tratamiento durante ese periodo.
Si una persona sigue siendo considerada un peligro tras el cuidado inicial, los médicos pueden extender el confinamiento por hasta 14 días más y por orden de la corte se realiza una audiencia en el hospital durante ese tiempo para determinar si la persona debe ser dada de alta.
Cada día, entre 40 y 100 personas son internadas en contra de su voluntad en el condado de Los Angeles, dijo Spring. La mayoría, sin embargo, llega escoltada sólo por dos policías o un equipo de respuesta psiquiátrica móvil.
«Es inusual que haya una caravana de personas», dijo Spring de la atmósfera circense bajo la cual arribó Spears. Su visita molestó a algunos vecinos que llamaron a la Administración Federal de Aviación Administración a quejarse por los helicópteros.
El jefe de policía Sharyn Buck dijo que algunas personas se quejaron, pero que la caravana tenía el objetivo de trasladar a Spears entre una multitud de paparazzi sin ponerla a ella o al público en peligro.
«No se trata de un trato preferencial del Departamento de Policía de Los Angeles, se trata de proteger la seguridad pública», dijo Buck.
Debido a que los fotógrafos sensacionalistas siguen cada movimiento de Spears, la cantante se ve obligada a vivir como en una especie de pecera. Como el mundo ha visto, su comportamiento ha sido cada vez más errático.
A principios de esta semana, fue grabada hablando con acento británico mientras le ordenaba a Lutfi que le cediera el volante de su Mercedez-Benz, gritándole, «Quiero manejar mi (palabrota) auto».
En otros casos ha ido a eventos públicos con faldas súper cortas y sin ropa interior, se rasuró la cabeza al ras, pisó el pie de un fotógrafo con su auto, abandonó la escena de un choque menor, golpeó otro auto con un paraguas y abandonó su auto en medio del tráfico cuando se le pinchó un neumático. Esta semana fue fotografiada abrazando a su perrito mientras lloraba.
Spears fue hospitalizada el 3 de enero cuando la policía respondió a una llamada y acudió a su casa después que la cantante se negó a entregarle sus hijos a Federline, quien tiene la custodia de los niños.
Cuando estaba a punto se salir del hospital aquella vez, se encontró con el psicólogo de la televisión «Dr. Phil» McGraw, quien dijo fue invitado por la familia de Spears. En un momento, McGraw había planeado grabar un episodio de su programa sobre la cantante, pero abandonó la idea en medio de críticas de que estaba explotando sus problemas. Desde entonces se ha disculpado por discutir en público su visita, pero no por ir a verla.
Entretanto, faltó a otra audiencia en el caso de la custodia de sus hijos. Arribó al tribunal con un vestido negro muy corto, labial rosa brillante, lentes de sol y zapatos dorados de plataforma, y según un vocero pasó la inspección de seguridad antes de anunciar, «me quiero ir», y así como vino se fue.