Del cabaret al gimnasio |
Nacida en Inglaterra y popularizada en Europa, la danza más característica de los cabarets nocturnos se convirtió en un verdadero furor entre chicas que sólo buscan divertirse y mantener su estado físico. Ahora, la tendencia llegó a Barrio Norte…
Nacida en Inglaterra y popularizada en más de veinte países europeos, la danza más característica de los cabarets nocturnos se convirtió en un verdadero furor entre chicas que sólo buscan divertirse y mantener su buen estado físico, alejadas de los tradicionales lugares de entrenamiento. Y en pleno Barrio Norte, se abrió una escuela con cara de gimnasio especialmente creada para practicar este nuevo «deporte». Las fanáticas argentinas del caño estamos de parabienes.
Es que aferrarse a cualquier cosa suele ser peligroso. Pero en este caso, no es (tan) así. Acá, agarrarse con alma y vida al robusto y respetable caño que tenemos enfrente es todo un desafío. El tiempo trae revancha: antes, con la lengua afuera, hacíamos lo que podíamos con las colchonetas, con las mancuernas, con las pesas, con los kilos de más y con los insoportables aparatos del gimnasio de barrio (hablamos de máquinas, no de personas) que soportábamos a desgano. Pero ahora, con el último grito de la moda dándonos el espaldarazo, sólo tenemos que lidiar con un elemento más –digamos- conocido: el viejo y querido… caño.
Después de ser furor en Europa o en Asia, la modernidad ociosa nos sorprende ahora con una novedad súper divertida que está nuestro alcance: el bailecito cabaretero del caño, con una variante mucho más naif. Con la diversión como objetivo, el pole dance se convirtió en una variante para aquellas muchachas que, cansadas de los métodos de entrenamiento tradicionales, odian lo clásico y buscan nuevas experiencias. Para que se entienda: este nuevo «deporte» tiene entre sus metas hacer piruetas (desplegando un estilo sexy) como si estuviéramos jugueteando con la barra de metal que está en la parada del 60, pero con las comodidades de un gimnasio mediante.
Este nuevo «deporte» combina la danza sensual con el ejercicio físico, lo que le ha hecho ganarse adeptas tan conocidas como Demi Moore, Natalie Portman y Kate Moss. Las clases de «pole dance» son reducidas y presentan un escenario simple y práctico: la típica barra de club de strippers y un espejo donde observar cada movimiento. A partir de ahí, el profesor y las alumnas ejercitarán músculos, aprenderán a moverse de forma sensual, reforzarán su sentido del ritmo y finalmente, se convertirán en unas buenas strippers, aunque sólo sea de puertas para adentro.
Aumento de la autoestima, fortalecimiento de piernas, brazos, glúteos y abdominales son las principales ventajas de este método. ¿Contraindicación? Sólo una: cuenta, sólo cuentan, que hay que tomarlo con calma. Aferrarse al caño suele ser adictivo.