LA ARGENTINIDAD….. AL PALO

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Todos anhelamos la paz pero empezamos de manera equivocada

Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en agosto 21, 2006

Eileen Caddy es una de los tres fundadores con su esposo Peter y Dorothy Maclean de la comunidad de Findhorn en el norte de Escocia y una maestra espiritual cristiana original y de gran profundidad. El conmovedor mensaje que pronunció en 1984 sobre la paz mundial, tiene tanta vigencia hoy como entonces. Ella se pregunta: ¿dónde comienza la guerra y dónde la paz?

Que fácil es que cada uno de nosotros diga: “Claro que deseo la paz universal, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Después de todo solo soy una persona. Dejaré todo a los políticos”. Entonces, ¿qué hacemos? Nos escondemos en nuestras pequeñas caparazones y permitimos que la paz del mundo se desvanezca en la oscuridad porque nos sentimos impotentes.

¿Qué puedo hacer como individuo acerca de ello? ¿Cuál es mi responsabilidad? Puedo hablar de paz universal, pero eso no lo originará. Puedo escribir al respecto, mandar panfletos y continuar con marchas de protesta, pero eso no creará la paz. Podemos incluso tener importantes conferencias entre naciones acerca de la paz, pero no harán que haya paz.

Todos anhelamos la paz, pero empezamos de manera equivocada. En lugar de empezar por el techo, tenemos que empezar por las bases. Somos lo que pensamos. Cómo piensa la gente de una nación, así es ésta. Si su punto de vista es agresivo o defensivo, seguramente originará guerra. Cuando hay celos, codicia y odio en el seno de una nación, ninguna conversación sobre la paz será capaz de crearla. Cambien el pensamiento, la conciencia de toda la nación y verán cómo su política exterior va a cambiar también. Se puede salvar al mundo de su destrucción por un cambio de conciencia. Esto no se hará dando conferencias o criticando gobiernos. No son los otros los que tienen que cambiar, somos nosotros mismos.

La paz universal empieza dentro de cada individuo. Empieza en mí y empieza en ti. Es como un guijarro arrojado al medio de un estanque. Las ondas se extienden cada vez más, pero comienzan en el mismo centro.

Podemos empezar a hacer algo al respecto ahora mismo. Miremos dentro de nuestros corazones .¿Qué está pasando en nuestras propias vidas? ¿En la familia? ¿Con las personas con las que trabajamos? ¿Qué pasará con el resultado de la airada discusión que tuve ayer con mi esposa? ¿Qué acerca de la persona que encontraste la semana pasada y a la que juraste no volver a hablarle porque se niega a considerar tu punto de vista? Ahí es donde se malogra la paz, donde empieza la guerra.

Hasta que no podamos poner armonía en nuestra vida diaria y aprender a amar a la gente que nos rodea, ¿cómo podemos esperar traer la paz al mundo? Son el amor, la comprensión y la tolerancia los que traen la paz.

Cada uno de nosotros puede ser parte de la enfermedad o parte de la curación. Depende de nosotros. Hay mucha negatividad en el mundo. Todo lo que tenemos que hacer es tomar un diario o encender la televisión para ser bombardeados por pensamientos negativos y destructivos. Tu reacción a estos es de una importancia vital. Puedes absorberlos y permitir que te depriman hasta que te vuelves parte de la negatividad que te rodea o puedes llenar la situación y transmutarla.

La negatividad es como una nube oscura que puede envolverte, a menos que la luz de tu interior sea lo suficientemente fuerte como para disolverla. Haz que tu luz interior brille en todo momento. Cuantos más seamos los que vemos y hacemos esto, con más rapidez desaparecerá toda oscuridad y negatividad y la paz reinará en la tierra. De manera que permitamos que haya luz y más luz dentro de cada uno de nosotros.

Una persona pacífica no resiste la guerra, sino que practica la paz. Si nos ponemos de parte de alguien practicamos el ataque. El desagravio defensivo es responsable de la guerra, porque estamos en guerra en nuestras mentes. No peleamos por la paz en nuestros corazones. Y la manera de obtenerla es por medio de la oración incesante. Eso es lo que llamamos´ trabajo interior´, que todos necesitamos hacer, no solo de vez en cuando sino constantemente. Eso es lo que traerá la paz.

Para comprender el verdadero significado de la paz quita tu mirada de las apariencias externas, cierra los ojos y aquiétate. Serena tus sentidos, respira profundamente. Haz que pensamientos pacíficos afluyan a tu conciencia. Permite que tu corazón se colme de amor y gratitud. Vierte tu amor en el mundo visualizándolo indemne y lleno de gozo y de paz. Practiquemos la paz comenzando el día con una mente pacífica, despertando con pensamientos llenos de paz que llevaremos a lo largo de nuestra vida diaria.

No puede haber unidad sin amor. Cuando nos amamos unos a otros no deseamos dar un paso atrás y criticar la manera de vivir de otros, su religión, sus rituales, sus creencias, sus tradiciones. Cuando estamos en paz, interiormente ya no queremos cambiar a otros ni nos asustan nuestras diferencias. Cuando nos relajamos y permitimos que la paz colme nuestras mentes y nuestros corazones y sentimos la unidad de todos, vamos más allá de lo exterior hasta el mismo corazón donde ya no hay más separación, y cuando hagamos estos cambios en nosotros mismos, veremos que también han tenido lugar en aquellos que nos rodean.

Cuando estemos en perfecta paz en nuestro interior, todo conflicto desaparecerá y veremos la humanidad a través de los ojos del amor. Sabremos que verdaderamente somos uno ante los ojos de Dios, porque Dios es amor. Recordemos que así como pensamos, así somos, como pensamos, así creamos. Somos verdaderamente co-creadores con Dios

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