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Un recorrido por los orígenes de la obra de Marcia Schvartz

Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en septiembre 10, 2006

ARTE | EN EL SÍVORI
«Joven pintora» es el nombre de la exhibición integrada por un centenar de piezas que se reparten entre la etapa de pinturas «costumbristas» de mediados de los 70, decenas de retratos de amigos y los atisbos de un under porteño en el que luego se sumergiría de lleno.

 

 

 Felicidad, de la artista Marcia Schvartz. 

 

Una exposición de Marcia Schvartz que acaba de ser inaugurada en el Museo Eduardo Sívori recorre la obra realizada por la reconocida plástica de 1975 a 1984, marcada por sus comienzos en la pintura, su exilio en Barcelona y el regreso a Buenos Aires junto con la vuelta de la democracia.
«Joven pintora» es el nombre de la exhibición integrada por un centenar de piezas que se reparten entre la etapa de pinturas «costumbristas» de mediados de los 70, «Joven pintora» es el nombre de la exhibición integrada por un centenar de piezas que se reparten entre la etapa de pinturas «costumbristas» de mediados de los 70, cuando aun no tenía taller, decenas de retratos de amigos y los atisbos de un under porteño en el que luego se sumergiría de lleno, (inciado con el «Camarín» del Parakultural).
«La muestra no es sólo un registro de todo los cambios que estaba viviendo y de mi entorno, sino también un registro de época, y pintar era mi manera de incorporarlo de a poco, de deglutir todo eso que me estaba pasando. Creo que esta etapa tan visceral es el crudo de lo que iba a ser yo después, de todos los temas que desarrollé luego», dijo Schvartz.
«Pintaba absolutamente todo lo que veía, era un proceso casi automático, porque ése era el modo de bajarlo a mi mundo y es en ésta etapa donde se consolidó mi estilo. Ya era yo misma», explica elocuente a esta agencia, mientras se pasea frente a sus cuadros en las paredes del Sívori, donde se ultiman los detalles para la inaugración.
El nombre «Joven Pintora» no sólo se relaciona con los comienzos de Schvartz (1955) en el arte sino que también alude con sus inciales (JP) a la Juventud Peronista, organización política en la que militó en la década del 70 antes de su exilio.
«Lo que pasa es que había una mística en ese momento con esas ’viejas peronistas’ o con la ’rama femenina’; yo no fui la única que estaba con el tema de recuperar lo popular, toda mi generación trató de poner la mirada en otro lado y no ya en el arte culto», explica en referencia a la serie de personajes nacionales y populares.
«Y todos esos pibes que conformaban la base de la JP eran jóvenes idealistas, maravillosos, que realmente querían cambiar las cosas, pero manejados por un poder… Yo no soy política -aclara Schvartz- y nunca lo fui, pero me tocó vivir todas esas vicisitudes y esa época se refleja en mis pinturas».
A su llegada a Barcelona, comenzó a retratar de manera compulsiva los personajes que la rodeaban, entre compañeros de exilio, vecinas chismosas del Barrio Gótico como «Doña Concha» y marginales de la noche catalana, en una época signada por «el horror y el drama, más que nada por la conciencia de lo que estaba pasando en Argentina y por todos mis amigos desaparecidos». Los numerosos retratos realizados en el país ibérico y los de la primera época del retorno -en menor medida- son prácticamente desconocidos en Argentina e incluyen desde amigos, el carnicero, el iluminador del Parakultural y un travesti español hasta artistas, como «Krisha lee a Ana`s Nin» y «Retrato de Alberto Heredia».
«Este tipo -ejemplificó Marcia parada frente a uno de sus cuadros- vino un día a arreglar el techo de mi casa que estaba roto y le pedí que pose para mí», La vuelta a Buenos Aires y su correlato en las pinturas tuvo que ver con el impacto de regresar a la ciudad natal y observar la calle, los camiones, el patio del Abasto: «Ese reencuentro con una cosa muy porteña y muy fuerte, que luego desplegaría en la etapa más under», relató la artista. «Irse no fue fácil y volver tampoco: al llegar a Buenos Aires todos mis amigos habían quedado allá y extrañaba muchísimo.
Por otra parte, había un contraste demasiado fuerte porque la gente acá estaba muy para abajo, muy de bajón, mientras que Barcelona era una especie de fiesta post-franquista que ya empezaba a transformarse en algo demasiado frívolo», relató.
Un libro de la artista -con edición de Gabriel Levinas y textos de Laura Malosetti Costa- acompaña esta exposición que se puede visitar hasta el 15 de octubre de martes a viernes de 12:00 a 18:00, sábados, domingos y feriados de 10:00 a 18:00, en Avenida Infanta Isabel 555 (frente al Rosedal de Palermo). Desde el 1 de octubre, horario extendido hasta las 20:00.

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