ENTREVISTA A DIEGO FRENKEL

La mano que mece la música

 

El líder de La Portuaria sacó un CD para bebés, inspirado en su pequeño hijo. Dice que quiere profundizar ese camino.

mundo mucho más complejo que el de los pañales y las mamaderas a deshora. Su segundo hijo, Ringo, parece haber llegado al mundo para inyectarle sonidos armoniosos y abrirle un campo de exploración poco merodeado por artistas como él: la música para bebés. «Este disco es un hecho artístico relajadísimo, libre, realizado plenamente por gusto, como un emprendimiento concebido sin la presión de tener que vender», suelta el líder de La Portuaria con su laxitud característica mientras las baldosas de Palermo parecen despedir humo.

A dos días de nacido Ringo, el músico se sentó en el taburete del piano y llevó adelante su primer experimento: mientras sostenía al bebé con una mano, dejaba el pedal de resonancia abierto y el piano asordinado para obtener un volumen bajo. «Yo tocaba con mi mano derecha ciertas melodías y paisajes sonoros. Todo en un clima absolutamente cálido. Entonces me daba cuenta de que eso me ayudaba a contactarme con él. Yo, que justamente estaba llegando de la calle, de los shows, de mi vida urbana, y él llegando de la vida intrauterina. En aquel momento se quedaba relajado y a veces hasta se llegaba a dormir», describe.

Con tales certezas, se metió de cabeza en el proyecto impulsado por su esposa, Mayra Bonard, integrante del grupo teatral El Descueve. El delicado álbum se consigue en una cadena de ropa para bebés que apoyó la idea. «En la vida de un músico hay mucho tiempo ocupado, pero mucho libre también. Después de grabar el video con David Byrne necesitaba contactarme más con la vida familiar y empecé a grabar ciertas tardes. El bebé fue creciendo y él fue el primer modelo con el que experimenté», narra conmovido mientras espía la portada del CD que tiene a su hijo como protagonista, envuelto en unos auriculares más grandes que su cabeza.

Si uno no lee el arte de tapa puede llegar a pasar por alto el hecho de que sea para bebés…

Claro. Es un disco inspirado en bebés pero no exclusivamente para ellos. Es instrumental, sin exclusión de edad. Para que el adulto pueda, además, conectarse con el niño. Con su estado emocional. Era importante tener una música que generara un clima y ayudara a esa conexión. Con esa sonoridad subacuática que se asemeja al modo de audición intrauterino, de placidez.

¿Por qué dividiste el disco en las etapas actividad y descanso?

Es que una vez que el bebé crecía empecé a hacer más temas que tuvieron que ver con una vida ya conectada con la risa, el gateo, la música, la estimulación, el juego, el roce social, o sea, parte de la actividad. Pero no es un hecho científico, sino simplemente artístico. La paternidad es un camino muy fuerte. Me sucedió y fue determinante. Me nutrió y lo pude plasmar.

Diego Frenkel ejecuta todos los instrumentos, la dirección de arte y algunos coros son de de su esposa, la portada es la foto del bebé y hasta hay un dibujo de su primogénito (León, de 7 años): no caben dudas de que se trata de un emprendimiento familiar al que el músico no quiere bajarle la persiana: «Lo más probable es que haya una serie de discos más en este campo que se me abrió, que no sólo es de música para bebés sino instrumental.

 

Me gustaría hacer música para cine y este disco tiene mucho de cinematográfico», advierte el hombre que creció con Los Beatles como su banda sonora de fondo. «A los tres años descubrí La banda del Sargento Peppers y fue como descubrir el mundo de Alicia en el país de las maravillas. Creo que también está pensando sobre el imaginario infantil. Ese fue mi disparador a lo que hoy soy».