ENTREVISTA A POMPEYO AUDIVERT
Posted by LA ARGENTINIDAD ...AL PALO en octubre 15, 2006
MEMORIA. Audivert cree necesario recomponer los lazos con la historia.
«No hay relación con el pasado»
El actor y director habla de «Armando lo Discépolo», la creación colectiva, basada en varias obras del autor de «Stéfano».
El mundo es un gran teatro y, al mismo tiempo, el teatro no puede reflejar otra cosa que el mundo. Más allá de escuelas, estéticas, definiciones o academias. Presentar o representar en un escenario; presentar o representar fuera de él. El hecho es que minutos antes de que diera comienzo la función de Armando lo Discépolo, el último espectáculo de Pompeyo Audivert, la avenida Diagonal Norte en la que se instala, orgulloso, el Teatro del Pueblo, era tierra de cartoneros que buscaban su materia prima en familia. Algo así como la escenografía y el paisaje intenso que escaleras abajo presentaban o representaban los actores de Audivert, también responsables de esta creación colectiva. «Tomamos fragmentos de varias obras de Armando Discépolo: Muñeca, Stéfano, Patria grande, Babilonia y Relojero. Los actores funcionaron como un dramaturgo estallado y crearon los textos en donde todos esos fragmentos se reconfiguran en esta nueva obra. Fue un proceso muy rico, una verdadera creación colectiva», cuenta el director.
Uno de los personajes del Rey Lear según la versión de Jorge Lavelli —todavía en cartel en el San Martín—, Audivert es director, actor y docente de teatro, pero lo más singular de su trabajo es su poética que está basada en técnicas particulares de improvisación en las que se dispara el inconsciente de manera poética a la manera de los surrealistas. «A veces se cree que las obras responden a un plan preconcebido de hablar de algún tema. Pero las obras surgen también, por lo menos en nuestro caso, combinando una investigación formal y una temática histórica. Nuestro grupo venía trabajando sobre cuestiones técnicas vinculadas a la creación colectiva, ese era nuestro tema central. Para hacer andar nuestra máquina teatral utilizábamos lo que llamamos temas aparentes, es decir, temáticas históricas convencionales. Eso eran los leños que hacían andar nuestro dispositivo escénico».
¿Por ejemplo?
Cruzábamos temas tales como la tragedia griega y el peronismo, la historia argentina y el hospital, en eso estábamos cuando recibí la invitación de Argentores para participar del ciclo homenaje a Armando Discépolo. Ahí apareció la idea de cruzar a Discépolo en nuestro trabajo. Cuando vinculamos ambas cosas surgió esta obra tan extraña e interesante que nos supera y que habla, ahora podemos verlo, de la potencia del tiempo histórico, tanto del pasado como del presente. La intensidad del presente se deriva de su conexión con el pasado y de la perspectiva hacia el futuro. Creo que en nuestro presente y por motivos que podrían denominarse etapa avanzada del capitalismo esa relación con el pasado se rompió, por eso nuestra perspectiva a futuro es incierta. Estamos en un momento de desmayo histórico, el cuerpo social y el individual no encuentran una relación histórico-temporal cierta, nuestro tiempo es vacío, inconsistente y sin significado.
¿Y qué experiencia rescataron del encuentro con Discépolo?
Entrar en contacto con su obra y su tiempo histórico nos permite contraponer esa época incandescente, donde las perspectivas de superación del pasado creaban unas condiciones extraordinarias de plenitud que le daban a aquel presente toda su potencialidad, la fuerza de su futuro. Anarquismo, socialismo, inmigración, padres superados por sus hijos, conciencia de clase, revolución, eran la condición a la vez dolorosa y plena de un cambio en curso que dotaban a ese presente de sentido, perspectiva y significado. Por otro lado, entramos en contacto con el grotesco como superación del sainete, sin intentar enterrarlo en un homenaje póstumo y lo pusimos a funcionar en nuevas relaciones teatrales tomándolo como materia viva y rota, como en un caleidoscopio. Así fue que nos encontramos con un foco emocional puro y presente que da cuenta del potencial de «nuestro» tiempo histórico y de su verdadera significación.
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