Mejor solo
Repuesto de una trombosis y más locuaz que nunca, el rey del pop local no esquiva preguntas. A los 47, Gustavo Cerati habla de su carrera solista, le pega al rock barrial y dice que algún día «por ahí ocurre» el regreso de Soda Stereo.
“En Los Redondos había una idea dogmática, la idea de que el rock debe ser así. Fuck, loco. Yo no abrazo ningún dogma.”

Cerati en uno de sus últimos shows. En marzo tocará gratis en Capital.

“Tendré 47, pero no puedo imaginarme una gira sin cierto nivel de descontrol.”
Dice el hombre de rulos indómitos que de haberlo sabido hubiera dejado los Jockey suaves –»tengo gusto de viejo»– mucho antes. Que ya no inhala nicotina pero no fue un parto «empujar a la mamá voluntad». Pobres los gerentes de marketing de las tabacaleras: justo a él, a Gustavo Cerati, al rey sol del pop sudaca, al Santo Grial de las marcas, se le tenía que dar por no fumar. Y justo ahora. Con Ahí vamos –su disco nuevo, una mina de oro– sonando en toda América; con el hombre paladeando las mieles del suceso como diez años atrás, cuando voló por los aires a su primera creación, Soda Stereo. Pero ya lo decían las abuelas: lo primero es la salud.
Sabina contaba que su ictus cerebral le cambió la manera de tomarse todo. Vos te la viste fiera también, ¿no?
Tuve una trombosis venosa, que no es algo para dejar pasar así nomás. Se la considera producto de los viajes en avión; nunca me movía ni tomaba mucha agua. Si bien viajaba en primera, me dio el síndrome de la clase turista. Ahora estoy bien, pero fue… intenso. Por diez días estuve en una situación de bomba de tiempo, rezando para que no se desprenda el coágulo. Porque se desprende un coágulo grande y fuiste. Iba del baño a la cama. Fue un golpe fuerte; justo terminaba el disco…
Y… la edad empieza a cobrar deudas.
Sí, me quedó muy claro es que no hay que forzar mucho la máquina. Me propuse salir más del estudio, empezar a caminar… Pero no me engaño: tengo 47 años y a esta altura el cuerpo te manda señales.
Bastante bien llegaste: muchos que vivieron los ’80 a full están tildados.
De todas maneras no sé si esta época no es peor. La oferta de drogas es mayor ahora, la merca volvió con todo… Pero cualquier cosa que vos inaugurás –y en los ochenta llegó la cocaína– es jodida porque nadie sabe adónde te lleva.
Benito, el mayor de tus dos hijos, tiene 13. ¿Ya tratás con él el tema drogas?
Aún no: hoy, está más con lo sexual, que no es menos peligroso… Son temas que creo que se tratarán en breve. El y Lisa están cruzando la barrera entre niñez y adolescencia.
¿Ya te enfrentan? Porque en algún momento todo hijo cree que su padre es el ser más pelotudo del Universo.
No, pero cuando llegue, se verá…Porque uno no está preparado para nada en la vida, y menos para ser padre. Uno recién deja de ser hijo al ser padre, y recupera lo que tiene que ver con el juego: por más que tu cerebro tenga espacio para la creatividad, lo de ellos es tan natural…
Vos llegaste al paroxismo de la conexión: ya componés temas con tu hijo.
Sí, Benito tiene una relación con la música increíble. Mis dos hijos tienen una inclinación artística, pero Benito hace canciones con letras de una profundidad que impresiona.
EL MUNDO HIZO POP
Como en toda charla de padres, llega el momento obvio: la comparación de prodigios de los respectivos vástagos, el viaje en el tiempo a nuestra niñez y –una sorpresa– la constatación de que el genocidio de insectos ya no es cosa de niños. «Los chicos de hoy tienen una consciencia ecológica increíble –dice–. Pensar que crecí derritiendo soldaditos de plástico sobre las hormigas».
Somos dos… Qué bueno ver que no todo niño sádico muta en asesino serial.
Pero fijate que en ese momento sólo nos preocupaba que tiraran la bomba atómica. Ahora, sin que nadie tire bombas, podemos morir todos igual. Mis hijos vienen todo el tiempo con esas noticias del clima…
Venimos hablando de lo real, pero eso nunca aparece en tus letras. ¿Por qué?
Tendrá que ver con que me siento más cómodo en ese espacio ficticio y abstracto, que prefiero el desarrollo de una emoción al desglose de algo que pasó. No tengo inclinación de cronista; desde chico preferí estar del lado de la imaginación.
¿Sos un obsesivo en la búsqueda de la palabra justa para cada letra?
Y… releo todo de muchas maneras, aunque también soy muy respetuoso de lo primal. Pero la lengua es algo aprisonante; la música te permite volar, y la letra te baja a tierra.
¿Eso de que escribiste las letras del disco ‘Signos’ en una noche es un mito?
No, lo escribí la noche anterior a grabar las voces, jugadisimo. Siempre me pongo en el horno solo, dejando todo para último momento.
Te sobrará confianza en vos mismo.
No, es una situación que me produce mucha inseguridad. Hay un proceso que me obliga a rever todo.
En ‘Sueño Stereo’ llegaste a hacer una letra con fragmentos de Rimbaud…
No sé si una canción entera, pero sí me he tomado licencias con frases de Borges, Pizarnik… Estoy abierto a todo, saco palabras de la tele, de películas. Al componer, mis antenas se ponen en posición literaria.
¿A nivel musical también te pasa?
No me interesa que nada se parezca «demasiado a», porque sería poco mérito. Y tampoco soy un rescatador retro, aunque tengo mucha data del rock argentino de los ’70.
Igual, en los dos primeros discos Soda sonaba a XTC, The Police…
Es que en la primera época de Soda era muchísimo más permeable. De hecho, éramos tan fans de The Police, de XTC, de Costello, que todo el tiempo se nos colaban. Ahora ya no soy tan permeable, pero nunca fui pionero ni vanguardista.
En el ’92, sí: ‘Dynamo’ fue el disco que inauguró la etapa sónica por aquí.
No, era contemporáneo: había grupos que estaban cerca nuestro… Yo no creo estar adelantado en nada: lo que pasa es que acá hay mucha gente que apunta más a una cuestión retrógrada o no tiene intención de movilizar su música hacia adelante. Hacen algo básico; la insistencia es la base de su éxito.
¿Hablás del rock barrial o ‘rolinga’?
Sí, obvio…
¿No te preocupa que pregonen el inmovilismo, el «está todo bien aunque estés mal porque así es el aguante»?
A mí dejó de preocuparme. No es un tema para mí. Tenemos que seleccionar, no tenemos otra alternativa. No es clasismo, es selección. Algunos me dicen: «Es un rock and roll»… Bueno, hacelo bien, ¿no?
¿Y por qué será que el pop perdió la carrera del prestigio frente al rock?
¿Qué es rock, qué es pop? Siempre pertenecí a la cultura del rock, pero tuve una idea pop de cómo hacerlo. Cuando pienso en pop, pienso desde la horma de los Beatles al delirio de Warhol. El pop es una esfera permeable a otras cosas vanguardistas. Rock y pop son casi lo mismo, pero el mío no es el lugar de Britney Spears, un pop de factura, de consumo. Que ella sea sinónimo de pop es una ofensa: pop es el de Warhol. Y hacer una buena canción pop es más difícil que hacer un buen rock.
¿Tenés ‘tu’ tema, tu gran canción?
Mirá, yo soy un eterno inconformista. Disfruto de casi todas, pero a la vez soy muy autocrítico. Yo produzco mucho, pero soy muy celoso con lo que dejo salir al afuera.
Debe ser la mayor ventaja de ser solista. Porque en la época de Soda debías negociar todo con los demás.
Ahora soy el único responsable, pero igual necesito la opinión de mis músicos. En Soda, Charly y Zeta hacían cosas que no tenían que ver con lo compositivo pero nos hacían funcionar en equipo. Al ser solista, pueden cambiar todos salvo vos.
Pero debe ser duro disolver un grupo.
Sí, porque también está la pata económica, y terminar con una banda después de tantos años, es quedarse sin trabajo. La separación fue dura para todos, pero lo nuestro fue una verdadera erosión; ya no teníamos cercanía artística y eso barrió con todo. Mal o bien, fui consecuente con mi idea de la música. No puedo pasar meses tocando lo mismo. Siempre hice cosas opuestas. A mucha gente, le costó digerirlo.
Ya tenías en contra a los ricoteros con el «Cerati se la come, el Indio se la da», y defraudaste a los fans de Soda al cambiar de estilo. ¿Te gusta confrontar?
No me gusta ser el paladín de nada. Toda esa cosa paupérrima que ocurrió con Menem produjo también una lobotomía muy deforme en el público que se ligaba al rock. Para ellos, Soda Stereo pasaba a ser parte del sistema, porque ¿qué otro grupo estuvo diez años en la cumbre? En un aspecto, a mí nunca me gustó tener ese papel, porque no veía a lo otro como una verdadera contraposición musical. Por eso, nunca lo entendí más allá del fenómeno sociológico. Yo no congenio con esa gente: no puedo entenderlos, porque necesito apertura, necesito moverme. A cada uno le funcionará su verdad, pero me parece que desde el lugar de Los Redondos había una idea dogmática, una idea de que el rock debía ser así, de que «vamos las bandas» y… fuck, loco. No, no es así; vos no tenés la razón. Yo tal vez tampoco la tenga, pero como no abracé un dogma soy consecuente con mi volatilidad. Y hoy hago lo que se me canta las pelotas.
Se te achacará falta de compromiso.
La verdad es que nunca tuve mucho compromiso político; lo lamento si a alguien no le gusta. Los que bajan línea, ¿desde qué lugar hablan? Yo dejo que mis canciones hablen.
Llevás diez años solo. ¿Estás cómodo?
Yo creo que con este disco decanté, cayó en la gente la idea de mí como solista. Yo creo que lo mío ha sido evolutivo: mejoré mucho, y hoy recibo de nuevo el abrazo popular.
Lo que te sirve para cortar con los rumores sobre el regreso de Soda. Si te va bien solo, ¿para qué volver?
Ese tema de las vueltas es muy particular. Al principio es como cuando te separás. Te preguntan si te vas a juntar de nuevo y decís: «¿Pero cómo? Si con esa mujer hace un año que no puedo coger». Después buscás tu historia, probás la diversidad…Yo le fui agarrando el gusto a esa libertad, y disfruto plenamente de este momento. Pero ya no tengo esa actitud encontrada; si alguna vez entre nosotros existe la posibilidad de hacer algo, por ahí ocurre…
Se decía que iban a hacer doce recitales, cobrando un palo verde por show…
Mirá vos… Bueno, cuando lo tengan listo, avísenme.
LO QUE VENDRA
En doce días, Viña del Mar. El diez de marzo, un megashow gratuito en Buenos Aires. ¿Y luego? ¿Un futuro de productor, a lo Santaolalla? Aunque hizo cosas con Shakira, hoy por hoy no se ve produciendo: «Vivo atareado con lo mío, con las giras».
Pero ahora las giras te las debés tomar como un gentleman. Sin groupies…
La verdad es que no me puedo imaginar una gira sin cierto nivel de descontrol. Si vos creés que me quedo en mi cuarto viendo tele y me levanto para ir al gimnasio, tenés una idea equivocada. Hay todavía una cosa pendeja en esa historia…
Por algo todos quieren ser rock stars.
Sí. Por eso hago lo que hago. Obvio, hay cosas que no estoy dispuesto a hacer, pero porque ya las hice. Digo, estoy entero a los 47 porque viví las cosas con una intensidad más bien positiva. Uno se demacra y se destruye hasta cierto punto. A todo proceso le llega su kohinor.
O el matrimonio.
Que es una de las cosas que más te destruyen. Yo gritaba eso de «para toda la vida», lo escribía en la playa… pero la vida es más compleja. Al fin aprendí que si no tenés una compañera para toda la vida podés tener varias compañeras en la vida.
Encima, cuando termina la relación hacés una canción y cobrás regalías…
Y… de algún lado tengo que sacar un beneficio, ¿no?